Opinión
Ver día anteriorDomingo 14 de mayo de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La ignorancia supina de un senador republicano
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odríamos asegurar que no sólo el gobierno de la Cuarta Transformación se ha indignado y ha reaccionado en contra de la enésima agresión que recibimos de un sector de estadunidenses que no conocen la historia, la geografía y las relaciones diplomáticas en torno a su vecino del sur.

Tanto México como Estados Unidos tienen el derecho y la obligación de cuidar sus fronteras. El gobierno de Joe Biden es responsable de lo que suceda en su territorio y, de la misma forma, al gobierno mexicano corresponde, con todo el derecho nacional e internacional, la defensa del país.

En esta ocasión, los seudo argumentos que intenta hacer valer un senador republicano, prácticamente desconocido, excepto por la circunstancia especial que lo favorece el apellido Kennedy, cuyo ADN no pertenece a la famosa familia del ex presidente John F. Kennedy, no le dan la razón. Simplemente, muestran el grado de mediocridad de educación que recibió el legislador.

No es la primera vez que congresistas demócratas o republicanos, incluso, mandatarios del país de la democracia, la libertad y el honor, se expresan con tal desprecio y virulencia. Lo admitan, o no, los obreros migrantes han ayudado a crecer y a desarrollar al país considerado como una potencia mundial.

Y, como no conocen la historia ni siquiera de su propio país, piensan que son los creadores del mundo. No se imaginan que casi la mitad de su territorio fue adquirido por las malas, por la vía violenta y por la peor estafa que han cometido en contra de un país soberano y libre.

Sin embargo, independientemente de sus creencias mal habidas, la peligrosidad del pensamiento como el que ha expresado el senador en cuestión nos debe mantener en alerta. Los principios de buena vecindad no han permeado en sectores importantes, como lo es el legislativo para mantener el respeto, el equilibrio político y la equidad comercial que debe prevalecer entre ambas naciones.

El presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard Casaubón han expresado el descontento de la gran mayoría de la población mexicana y, por supuesto, han rechazado tales posturas oportunistas que un sector del partido republicano han tomado como bandera a defender.

De hecho, en su pensamiento colonialista, no somos vecinos en armonía, tampoco un socio valioso, ya que estamos al sur de su país y nos consideran su traspatio. La ignorancia supina de este tipo de personajes atraen, a la mala, los reflectores en la palestra política.

Si hablamos de seguridad, la población ha sido engañada por sus perversos medios de información y conforme a los criterios neoliberables. En el país de la Estatua de la Libertad creen que, quienes tienen la verdad, la tecnología y la inteligencia para llevarla a cabo la mejor táctica de seguridad son, precisamente ellos, los estadunidenses. Lo cual no es verdad.

Esas creencias de superioridad han alimentado, a través de los textos, los programas de estudio –desde la primaria, hasta los posgrados–, incluso desde la literatura, el cine y otras artes, un tipo de sociedad que ha caído en muchos excesos. Un ejemplo de ello es la patología social que produce la libertad para consumir cualquier tipo de droga.

Y, por supuesto, para ellos, todo aquello negativo proviene del exterior, como los malos hábitos. Toda esta maldad la lleva la población migrante. Las conductas antisociales contaminan la libertad en la que crecen las futuras generaciones, según su criterio racista.

Es importante una reducación para nuestros pueblos y naciones latinoamericanas en cuanto a la valoración de nuestras culturas, con el fin de dejar a un lado la creencia de que somos, todavía, esclavos y mano de obra barata y fácil de desechar.

El sueño americano ha terminado. El paraíso de los dólares se derrumba poco a poco. La sociedad estadunidense no tiene otra vía que la restructuración de su entramado vital. El vecino del sur, o sea, nosotros como una sociedad en vías de la transformación de nuestra forma de vivir y una nueva forma de revitalizar nuestros anhelos y de conseguir realidades positivas, no podemos permitir que un decadente sistema nos enfrente en su intento por sobrevivir.

Pese a las calumnias, continuamos en nuestros esfuerzos por conseguir nuestra soberanía.

@AntonioGershens