Marchan franceses en defensa de su pensión // Petrolera Exxon ganó 6.7 mdd por hora // Cuauhtémoc pinta su raya a los chavorrucos
Cárdenas supo, pero ya no siguió // Deslinde, luego de la mañanera // Nahle puede ir en Veracruz // Alito y OChong, ni verse
El consultor del Pentágono James Rickards pregunta: ¿empezó la tercera guerra mundial?
De videntes y desaciertos // Atínale al crecimiento
// Momento de definiciones
sta semana se publicaron varias estimaciones preliminares sobre el crecimiento de la economía mexicana en 2022: la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) lo situó en 2.9 por ciento del PIB, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 3 por ciento (cifra coincidente con la del sector privado), mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo calculó en 3.1. Además, según el Inegi, la actividad productiva hiló cinco trimestres consecutivos al alza. Se considera que estos avances se lograron gracias al impulso del sector manufacturero por la relocalización de las cadenas productivas (fenómeno conocido como nearshoring), una recuperación del mercado laboral más rápida de lo esperado y la solidez macroeconómica de las finanzas públicas, entre otros factores.
Mancera y Aureoles deben estar presos, no ser precandidatos
, dice
l infra-mini-partido denominado aún PRD, lanza como precandidatos presidenciales a Miguel Ángel Mancera y a Silvano Aureoles. ¿Cómo estarán sus cuadros para que éstos sean elegidos? El ahora senador Mancera fue el gran líder del cártel inmobiliario que arrasó la capital en el sexenio pasado y a quien no nos cansamos de denunciar públicamente, incluso aquí, en las cartas de La Jornada. No ha habido peor jefe de Gobierno.
l camino de la industrialización del litio mexicano no tiene las mismas coordenadas que las del mineral de América del Sur, con países con los cuales nos atrae hacer un parangón que tiene que ver más con criterios de cooperación y soberanía, que con las condiciones concretas del espacio económico en el cual están situadas nuestras fuerzas productivas. El litio de México forma parte de las capacidades estratégicas que tiene el complejo industrial del automóvil en Norteamérica, en abierta competencia –aunque no en pie de igualdad– con la industria china. La de Norteamérica significa 16.7 por ciento de la producción global automotriz, pero la de China la dobla (32.4 por ciento). Y en el conjunto de la producción norteamericana, México representa 23.4 por ciento. En cuanto hace sólo a la producción de autos eléctricos, China concentra 50.7 por ciento mundial y, en un dato que se corresponde con este predominio, sus empresas de baterías con base en el litio son responsables de 56 por ciento de la producción mundial, seguidas de las coreanas (26 por ciento) y de las japonesas (10). México, por tanto, es una pieza clave en el rompecabezas geográfico de la competencia de la industria automotriz que inicia su etapa de transición energética. Nuestro litio no tiene un abanico muy extenso de posibilidades geoeconómicas, sino que está vinculado al ritmo y posibilidades de competencia del complejo automotriz de América del Norte. No ocurre lo mismo con el litio de Argentina, Chile o Bolivia.
os programas sociales inciden en la intención del voto. Así lo sugieren estudios y la experiencia empírica en numerosos procesos electorales. Desde el programa de Solidaridad, establecido por Carlos Salinas de Gortari a fines de la década de 1980, los programas sociales se han alzado como estrategia recurrente para ganar, momentáneamente, la voluntad popular.
emanas antes del 2 de julio de 2000, cuando Vicente Fox ganó las elecciones y prometió una transición que jamás llegó, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano –candidato de aquel Partido de la Revolución Democrática del que hoy no queda nada– declinó la invitación del panista a sumarse a él para juntos derrotar a ese PRI al que finalmente Fox emuló durante todo su sexenio y con quien en una relación de promiscuidad política causó terribles daños durante un triste episodio de nuestro país llamado prianato
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asta hace poco tiempo una guerra en Europa, a gran escala y después de los sucesos terribles en los Balcanes, parecía impensable. Pero de buenas a primeras se juntaron varios trágicos sucesos. Un golpe de Estado en Ucrania (2014) al parejo de la decisión de finiquitar la rusificación del Donbás, propició un serio conflicto, precursor de lo subsiguiente. Se desataron entonces acciones armadas de varios años sin que se levantaran las rectoras cejas europeas y lejos de la atención de la gran prensa de ese continente. Llegó entonces lo que parecía un eslabón adicional: la tarea, encomendada a la OTAN, de incluir a todos los países de la antigua órbita soviética bajo su paraguas protector. Se agregaban también a las naciones lindantes con la Federación Rusa, en su parte occidental. A pesar de advertirse como una escalada peligrosa, se siguió torpemente adelante. Una de las líneas rojas marcada con severidad por el Kremlin se había trastocado. Desconociendo la importancia de tan delicada situación el liderazgo europeo, la OTAN y, en especial, la dirigencia ucrania, pidió su inmediata adhesión.