En el imaginario colectivo suele predominar la idea de que el campesino mexicano se dedica exclusivamente a la agricultura. Sin embargo, la actividad agrícola en las economías campesinas puede ser complementada con prácticas ganaderas, forestales e incluso pesqueras, de acuerdo al mosaico de condiciones culturales, sociales, económicas y ecológicas en las regiones del país. La venta de la fuerza de trabajo en actividades asalariadas también es una de las estrategias de vida del campesinado durante las últimas décadas, en respuesta a múltiples factores como altos costos en la producción agrícola, bajos precios de mercado para sus productos, la disminución de apoyos para el campo o una mayor movilidad entre el campo y la ciudad.
En dicho contexto, el aprovechamiento de animales silvestres es una estrategia de subsistencia asociada al manejo de recursos naturales en territorios campesinos asentados en bosques, selvas y zonas desérticas. La extracción de fauna de su medio natural a través de la cacería, aporta múltiples bienes a los habitantes rurales como alimento, herramientas, vestido, medicinas, animales de compañía o ingresos económicos.
A dos horas de Cuernavaca, resguardado por la región montañosa del sur, se ubica un territorio habitado desde la época prehispánica y cuyas poblaciones contemporáneas revelan particulares modos de vida y de relación con la naturaleza: la Sierra de Huautla, zona con la mayor superficie de bosque tropical caducifolio en el estado de Morelos.
En su relación histórica con el bosque tropical caducifolio, las comunidades campesinas de la Sierra de Huautla han generado conocimientos tradicionales y prácticas locales para aprovechar múltiples recursos naturales de este ecosistema, entre ellos, la fauna silvestre.
Los habitantes locales han establecido una estrecha interacción con los animales silvestres que habitan este territorio, donde se registra el uso tradicional de más de 35 especies de aves, mamíferos, reptiles y anfibios para obtener carne, huesos, sangre, grasa, astas, patas, pieles, cabezas o individuos vivos. Esta variedad de productos es utilizada en la alimentación, prácticas curativas, obtener animales de compañía o materia prima para la elaboración de adornos, herramientas y amuletos.
Entre las especies frecuentemente aprovechadas se encuentran iguanas, palomas silvestres, tejones y venados cola blanca. Los animales son capturados por cazadores individuales u organizados de manera grupal con apoyo de escopetas, machetes, trampas, de forma manual o con perros. También se capturan presas de forma oportunista en el camino hacia el trabajo en áreas agrícolas o potreros donde se resguarda el ganado. Así mismo, la cacería permite disminuir los daños que ocasionan los animales silvestres al consumir cultivos y depredar fauna doméstica; o es practicada para eliminar serpientes venenosas, al ser percibidas por los habitantes como animales peligrosos.
En México existe un refrán que dice “todo lo que anda, corre o vuela, va a la cazuela” y en Sierra de Huautla esto no es la excepción. El principal uso tradicional del mayor número de especies es el alimentario. Los conocimientos culinarios asociados a la preparación de carne de venados, iguanas, tejones, palomas alas blancas, huilotas, tórtolas, codornices y conejos, permiten a las familias degustar de sabrosos platillos entre caldos, salsas, barbacoa, bistecs, carne seca, carne frita o asadura. El consumo de animales silvestres no solo está relacionado con fines alimentarios, también curativos. Por ejemplo, la carne de iguanas se come para evitar la anemia y mejorar la vista. Mientras la carne de zorrillos es consumida para el tratamiento de acné y alergias cutáneas.
Las pieles, astas, patas, cabezas y caparazones son estructuras utilizadas para la manufactura de adornos que embellecen los hogares. Otras partes tienen significado simbólico al ser aprovechadas para la elaboración de amuletos, como el caso de las patas del tlacuache para atraer la buena suerte o los colmillos del coyote que protegen a los niños del “mal de ojo”.
Las cabezas de venado se emplean como trofeo de caza. Sus astas se utilizan como agujas para componer monturas de caballos y su piel como tapete o para la elaboración de correas. Mientras sus patas son materia prima de fuetes y percheros. Las crías de tejones, patos, tórtolas y codornices se capturan como fauna de compañía, la cual es mantenida en cautiverio y considerada como un “lujo” bajo la perspectiva campesina.
Para los habitantes de la región, el aporte de los animales silvestres va más allá de la subsistencia material. Su captura y utilización para preparar comidas comunitarias, la caza colectiva del venado y el intercambio de carne, está asociado con condiciones socioculturales que inciden en el esparcimiento, socialización y convivencia dentro de las poblaciones en Sierra de Huautla, aspectos pocos considerados en la contribución de la fauna al bienestar social de las comunidades rurales del país. •