La funga constituye uno de los grupos de organismos más diversos. Se reproducen a través de esporas formadas en esporomas, lo que conocemos como hongo. Las esporas desarrollan un filamento fino, es decir una célula fúngica o hifa, que se entrelazan entre sí formando el micelio. Estos organismos cumplen un papel fundamental en los ecosistemas, como reciclaje de nutrientes, absorción y degradación de sustancias tóxicas, formación y descompactación del suelo, y asociaciones simbióticas como las micorrizas, donde intercambia nutrientes y agua con plantas a través de sus raíces, beneficiando su crecimiento y promoviendo la comunicación del bosque, lo que contribuye a la disminución del estrés por sequía y el ataque de patógenos. Por ello, enfatizamos en la importancia de los hongos en la salud y el mantenimiento del bosque, lo que nos lleva a la necesidad de generar estrategias de aprovechamiento que garanticen su permanencia. Un bosque sano es un bosque con hongos.
En México, la recolección y comercialización de hongos comestibles es una práctica que ha prevalecido a través de las generaciones, principalmente en comunidades rurales y semirrurales. El proceso de recolección y prácticas relacionadas se fundamentan en el conocimiento en torno a su biología, ecología y en sus características morfológicas, que permite diferenciar las especies comestibles de las tóxicas. En regiones templadas consiste en largas caminatas por accidentadas pendientes, suelos resbalosos, bajo una pertinaz llovizna o a veces, heladas lluvias. Para maximizar esta actividad, suele realizarse en familia. Las dinámicas de recolección varían dependiendo de las condiciones en cada localidad; en el centro del país, se ha registrado que las mujeres tienen mayor participación, en contraste con las zonas tropicales donde son los hombres quienes realizan la colecta al ejecutar otras labores.
En cuanto a la obtención del esporoma, se suele extraer completo, dándole unos pequeños golpecitos en el píleo, introduciendo los dedos entre la hojarasca y la tierra para sacarlo desde la base. A veces se usa un cuchillo o machete para extraerlos y retirar el exceso de tierra y estructuras no comestibles (escamas, venas, cutícula) y/o maltratadas. Otras prácticas comunes son dejar la base, considerada como la “semilla” (en algunos casos se trata de la volva), así como cubrir el hueco donde estaba el esporoma para proteger el micelio. Se recomienda replicar estas prácticas en el sitio, procurando dejar los restos en la zona de colecta para propiciar su propagación o multiplicación vegetativa. Se debe considerar extraer el esporoma con cuidado sin maltratar el micelio ni remover el suelo o sustrato, procurando la salud del resto del hongo. Después de ser colectados se transportan en bolsas de plástico, cubetas, en caso de hongos más frágiles, o canastas. En algunos sitios aún se utilizan morrales tradicionales de ixtle, ayates y chiquigüites; es preferible utilizar este tipo de contenedores que permitan la dispersión de las esporas a lo largo del recorrido por el bosque.
La popularización de las prácticas de recolección ha generado preocupación sobre el impacto que puedan traer a las poblaciones de hongos. Sin embargo, estudios documentan que la forma en la que se extrae el esporoma no afecta significativamente los sitios de recolección. Por el contrario, el pisoteo sí provoca una disminución en la abundancia de los esporomas. Por ello, se recomienda que la ruta de recolección sea en un área extensa, de lo contrario puede tener un impacto en el bosque. Por otro lado, los especialistas locales señalan a la tala clandestina como un factor que ha mermado la abundancia de los hongos. Lo anterior nos evidencia que para que éstos continúen en el bosque, hay que cuidar el micelio, no compactando el suelo y no tirando los árboles. Cuidar el bosque es cuidar los hongos.
La recolección de hongos involucra varios riesgos, como afecciones a la salud por animales ponzoñosos, condiciones ambientales adversas y colectas en sitios de conflicto, por la presencia de tala clandestina, inseguridad por crimen organizado o pugna por la propiedad de la tierra. Por ello, es fundamental contar con permisos para ingresar y colectar en el bosque. Una de las consecuencias más graves asociadas a la recolección de hongos por personas inexpertas son las intoxicaciones por el desconocimiento de las características de las especies comestibles, en comparación de aquellas que pueden provocar desde cuadros clínicos gastrointestinales hasta hepáticos renales, que llevan a la muerte. En la actualidad se registran 35 tipos de intoxicaciones por hongos. Por tal motivo, se recomienda no recolectar ni consumir especies que no se conozcan con toda seguridad, sin la compañía de especialistas locales o de estudiosos de los hongos.
Todos podemos participar en el cuidado de los componentes del bosque y el conocimiento tradicional. No perpetuemos el consumo desinformado, el extractivismo ni la apropiación de los recursos y los saberes locales. ¡Respeto y validación al conocimiento tradicional! •