En mixteco ñu’u savi, a la partera se le conoce como ña´a tanda, lo que significa “mujer que cura”; en mixe Unk conëïp;N’ naä dugumin sa nurikii en triqui. Así nombran estos pueblos indígenas de Oaxaca a quienes acompañan a la parturienta. Principalmente son mujeres que soban, aconsejan, cuidan y se encargan de la salud de la madre y el bebé, con rituales y usos terapéuticos de plantas y otros recursos naturales, y la experiencia de las mujeres sobre sus cuerpos.
En Estancia Tayata, pequeña comunidad de la mixteca oaxaqueña, la función de las parteras era un asunto de vida o muerte. Hace menos de 20 años, la mayoría de pueblos de esta región, contaba al menos con una partera; fueron desapareciendo con el traslado de la atención hospitalaria del parto. Pero siguen vivas muchas prácticas y consejos de la partería ñúu savi.
Cómo se llega a ser partera. Algunas dicen haber recibido un don divino durante el sueño. ‘Este don’ también se trasmite por generaciones; hay un linaje de parteras que llega a donde la memoria no. Así aprendió Maria García Aguilar, mujer de 82 años: “Soy partera desde hace como 40 años, quizá más, no recuerdo, ya no se ni cuantos partos atendí. A mí me enseñó una tía que se llamaba María igual que yo… Mis hijos decían, ¿porque vas si no te pagan?, yo les decía que no podía vivir en paz sabiendo que quieren mi ayuda, eso es de vida o muerte.”
“Mi abuela fue quien me enseñó -contaba Benita García Reyes de 72 años- “le salvo a una la vida, y de ahí me gustó y comencé a acompañarla para aprender a cortar el ombligo, a sobar, y así le enseñé a mi hija Carmen.
¿Qué hacen y usan las parteras?. La ‘Tía Isabel’, se hacía cargo de vigilar cuidadosamente el embarazo de las mujeres, acomodaba a los bebés, pronosticaba el sexo y contaba las lunas para predecir la llegada. Atendía los partos llevando nada más que sus hierbas, y para cortar el cordón umbilical se valía de una cañuela que es la caña del maíz seco.
El rebozo sirve para acomodar y mantear si el bebé viene de nalgas o transverso (sentado). Es la extensión de las manos de la mujer que recoge y protege al bebé. Luego la madre lo usa hasta que le toca ser abuela: “Tu rebozo es lo que principalmente te llevarás cuando mueras”, dicen.
'Embarazo (ndeku) 'La partería empieza desde que la semilla humana es concebida. “Cuando va a nacer un bebé, la tierra se prepara para esperarlo -explica la partera María García- Los nueve meses del bebé en el vientre, son las nueve fases de la luna, que siempre avisa el tiempo del nacimiento.”
'Parto (ña’a Kimi) 'En el parto la mujer que da a luz atraviesa el portal de la vida y la muerte. Requiere gran fortaleza de la familia y la partera para que ella lo cruce como una guerrera y salga victoriosa.
“Decimos que la madre vuelve a nacer junto con el bebé -explica María García- por eso cubrimos al bebé con un gorro en cuanto nace, porque trae la mollera abierta y no le puede entrar frio, y a la madre con un pañuelo porque su mollera vuelve a abrirse.”
“En cuanto comienza el trabajo de parto, explica Benita García- se les da la hierba de gobernadora, que es caliente y apura el dolor…Una vez que nace la criatura, me encargo de limpiarlo, mido el ombligo con tres dedos para cortarlo, caliento un cuchillo hasta quedar rojo y después lo corto para que no haya infecciones, y lo entrego con la madre, mientras espero a que caiga la placenta”
Puerperio (KIMI). Así se le conoce a la cuarentena después del parto. “Al día siguiente del parto voy al rio -cuenta la partera Maria García-, lavo muy bien la placenta y la ropa que usó la mujer en el parto para que se entierren a un lado de la casa. La placenta debe ser enterrada limpia, como algo sagrado y puro, así el bebé no llorará mucho, cuando cae el ombligo se lleva al monte más lejano de la comunidad y ahí hay que pegarle un grito para que cuando él niño o la niña sea grande sea valiente.
El primer baño de hierbas lo llamamos de cocimiento, por lo caliente que esta el agua para que el cuerpo vuelva a cerrarse, cicatrizarse y amacizarse.... Luego la madre puede entrar al temazcal y el vapor termina de calentar el cuerpo y las entrañas. “
El último día de la cuarentena -explica Lina Vazquez- la partera o la bañadora, habla con el kala’a ñii considerada cuidadora de los baños de vapor y del bebé, y para eso se le pone una ofrenda de comida... En la comunidad se cree que cuando un bebé tiene algún padecimiento es porque no fueron cuidadosos o respetuosos con el kala’a ñii. En el pueblo se cuenta la historia de un sordomudo llamado Fernando. Se dice que la mamá se estaba bañando en el baño de vapor, los toros que tenía se desataron y corrieron hacia ellos y la madre se asustó mucho y entonces el kala’a ñii se llevó la voz del bebé, se dice que la partera no habló con el kala’a ñii o no levantó el espanto de ese día del susto, y cuando éste creció no pudo hablar. También se dice que cuando los bebés están dormidos y se ríen, se ríen con su kala’a ñii.
¿Parir en casa o en hospital? Actualmente en la Estancia el parto ha sido trasladado al hospital y es dominio de especialistas, a las parteras esta fase les ha sido vetada. Ellas han sido excluidas por el Estado y por distintos programas gubernamentales que presionan a las mujeres a atenderse en el Sistema de Salud. “Yo tuve a dos de mis hijos en casa -cuenta una mujer materna- pero el último en el hospital… Nos decían que si íbamos con la partera no nos iban a dar el certificado de nacimiento, además si teníamos el programa oportunidades debíamos ir a las nueve citas o nos quitaban el apoyo…”
Con todo, muchas mujeres siguen recurriendo a las parteras en el embarazo y el puerperio y combinan las dos formas de atención: la hospitalaria y la tradicional. En el hogar, de manera silenciosa y oculta, mujeres y parteras se dan la mano. Así, la partera Maria Garcia aconseja tomar una infusión que acelera las contracciones y ayuda a la dilatación, lo que agradecen las mujeres, pues se reduce el tiempo de trabajo de parto y de estancia hospitalaria, y ayuda a evitar tactos vaginales, algo no deseado por ellas, y que las parteras no hacen. El hospital es un lugar frio, cuando lo que se necesita, dicen, es calor. Por eso al regresar a la comunidad la mujer busca el equilibrio tratándose con baños de hierbas calientes, que la partera prepara junto con la red de cuidadoras que la apoyan. •