La pesca, una actividad del México prehispánico
Una de las actividades más importantes para el desarrollo de la humanidad ha sido y será la pesca artesanal, que comenzó como una actividad de recolección y subsistencia para el ser humano. Se sabe que el hombre primitivo realizaba actividades pesqueras, capturando peces y moluscos manualmente en aguas continentales y en el mar, y posteriormente mediante el uso de herramientas y métodos como las lanzas, arpones y anzuelos rudimentarios, algunos de los cuales se utilizan todavía.
En la época prehispánica, la pesca jugó un papel importante en diversas culturas que florecieron en México, en ambos litorales y en los grandes lagos del territorio nacional se han encontrado vestigios históricos que dan cuenta de su relevancia en las sociedades prehispánicas, tanto en su alimentación y como ornamentos. Esta actividad penetró profundamente en su cosmovisión, y muestra de ello son los restos de ostiones, almejas, caracoles, cangrejos, peces y otros animales acuáticos encontrados en varias zonas arqueológicas, incluso en algunas distantes de su distribución natural, como es el caso de los peces sierra presentes en las ofrendas del Templo Mayor; también destacan los Painanis o mensajeros de la nobleza, que se encargaban de llevar pescado fresco de la costa a la zona centro como Teotihuacán o Tenochtitlán. La relación entre los productos del mar y la cultura persiste en la actualidad, los concheros inician sus danzas con el sonido del atecocoli o caracol.
La pesca artesanal en México
Nuestro país es privilegiado al tener dos frentes de costa, el Pacífico y el Atlántico, que en conjunto forman una línea de costa de 15,069 km y un área total de plataforma continental de más de 408 mil km2. Debido a esta vasta superficie y a la gran diversidad de ambientes marinos, costeros y dulceacuícolas, existe una amplia gama de especies, muchas de importancia comercial y generadoras de bienestar en diferentes regiones del territorio. La pesca artesanal es una importante fuente de empleos directos e indirectos, y más aún de proteína, accesible y de bajo costo.
Actualmente la pesca artesanal, ribereña o de pequeña escala, se realiza por unidades de producción relativamente pequeñas, con pocos insumos y niveles bajos de tecnificación o de inversión. En México, existen entre 250 y 300 mil empleos directos derivados de la pesca artesanal, que aportan el 54% de la producción pesquera y cerca de 800 mil toneladas de producto marino. De acuerdo al último reporte de la FAO (2020), México es el décimo tercer productor mundial de pescados y mariscos, con una producción de 1.47 millones de toneladas anuales.
En los años 80, la preocupación mundial por la explotación desmedida de los recursos marinos, la afectación de los ecosistemas, las pérdidas económicas y los problemas del comercio pesquero, que amenazaban la sostenibilidad a largo plazo de las pesquerías y el suministro de este alimento, hizo que se impulsaran medidas para la conservación del medio marino y sus recursos; consolidándose a finales de los 90 con el concepto de desarrollo sustentable y en 1995 la formulación del Código de Conducta para la Pesca Responsable, que establece prácticas para asegurar la sustentabilidad de los recursos acuáticos, manteniendo el cuidado del ambiente. México se sumó desde su inicio y fue uno de sus principales promotores.
Los instrumentos de manejo pesquero
En México, la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables enmarca que la autoridad competente y encargada de la administración de los recursos pesqueros de la nación es la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA); mientras que el órgano científico asesor del país en pesca y acuacultura es el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (INAPESCA), que desde hace 60 años orienta y emite recomendaciones a la autoridad en materia de pesca y acuacultura para promover y asegurar el manejo sustentable de los recursos acuáticos.
El INAPESCA, a través de los resultados de sus investigaciones científicas, ha contribuido con instrumentos de ordenamiento y sustentabilidad tales como la Carta Nacional Pesquera y Acuícola (CNP y CNA), opiniones y dictámenes técnicos, Normas Oficiales Mexicanas, Normas Mexicanas, Planes de Manejo Pesquero, Comités de Manejo Pesquero, publicaciones como el Libro de Sustentabilidad y Pesca Responsable y, recientemente, con la conformación de Zonas de Refugio Pesquero.
Uno de los instrumentos vinculantes más importantes para la toma de decisiones de la autoridad en torno al esfuerzo pesquero es la Carta Nacional Pesquera, integrada por fichas técnicas del estado de las pesquerías que se aprovechan en México, las cuales contienen el resumen de la información sobre el diagnóstico y evaluación de las pesquerías y permiten conocer la forma adecuada para extraer especies susceptibles de aprovechamiento de manera sustentable. El 95% de las fichas de la CNP corresponden a pesquerías artesanales de aguas marinas o dulceacuícolas en ambos litorales.
A escala mundial, sin ser México la excepción, las capturas se han estabilizado y no es posible incrementarlas de manera significativa. Los retos ahora son generar mayor valor a los productos, mejorar la tecnificación de las capturas y su manejo sanitario, promover la trazabilidad de los productos, y visibilizar a actores de la cadena de valor hasta hoy velados, como son las mujeres.
La pesca artesanal, una pesca resiliente
La pesca artesanal en México ha enfrentado retos que han prevalecido en el país y el mundo, entre ellos, alcanzar la sustentabilidad pesquera, combatir la pesca ilegal, el cambio climático y recientemente los embates de una pandemia, que han afectado fuertemente a la economía y en general las condiciones de vida del sector pesquero y las comunidades que dependen de ella. Algunos de estos retos se han superado con la voluntad de todos los sectores involucrados, como el pesquero, la academia, organizaciones de la sociedad civil y el gobierno, que han brindado soluciones para el bienestar social. Un ejemplo de ello es que México fuera el primer país en lograr la certificación a escala mundial de la langosta roja de Baja California, una pesquería artesanal a nivel mundial, bajo los estándares más rigurosos de sustentabilidad.
Asimismo, el 88% de los 25 Proyectos de Mejora Pesquera vigentes en México son pesquerías artesanales o una combinación con pesquerías de altura. Otras acciones impulsadas en las pesquerías artesanales incluyen la diversificación de actividades de extracción silvestre en la acuacultura, incrementar valor agregado a los productos pesqueros y recientemente el uso de tecnologías digitales para acceder a nuevos mercados; todas ellas se han encaminado para coadyuvar en la soberanía alimentaria y mantener el bienestar de la sociedad.
La población mexicana recibe grandes beneficios de la pesca artesanal, por lo que los retos para impulsar su adecuado desarrollo y alentar el cumplimiento de su marco jurídico también son mayúsculos. Las pescadoras y los pescadores, como actores principales, deben participar activamente en la toma de decisiones para encaminarnos a una pesca responsable. A la sociedad nos toca valorar la pesca en su justa dimensión y apoyar su desarrollo. •