Sostenibilidad a escala: soluciones locales y oportunidades de capital para la pesca artesanal
Hasta marzo de 2022, en nuestro país se reportaron 5.67 millones de casos y alrededor de 320,000 muertes a causa de la COVID-19. A dos años de vivir y documentar el impacto de la pandemia por COVID-19 en México y en la pesca, en Comunidad y Biodiversidad, A. C. (COBI) reconocemos el conocimiento profundo que como sociedad hemos adquirido y que a través de la solidaridad nos vamos recuperando poco a poco, a pesar de los impactos familiares, sociales y económicos. Con la llegada del virus a México, mujeres y hombres de comunidades pesqueras nos expresaron su sentir de aislamiento y vulnerabilidad, así como su imperante deseo de alzar la voz. En respuesta, COBI inició la movilización de información sobre la enfermedad y acerca de soluciones locales de adaptación y recuperación económica.
Los medios digitales nos permitieron llegar a rincones de la costa y acompañar la transición digital de aquellas personas de la pesca que querían mantenerse conectadas. Creamos un canal de WhatsApp e integramos módulos en nuestra aplicación PescaData (Pescadata.org) para compartir conocimiento y soluciones locales. A través de una red de impacto social, impulsamos la implementación de soluciones (a la cual dimos seguimiento de forma virtual), y finalmente expandimos colaboraciones con otros países de América Latina y Caribe (ALC).
De marzo 2020 a marzo 2022, los esfuerzos locales de adaptación fueron rayos de esperanza en tiempos de tormenta. En este tiempo, incrementamos de 32 a 1,400 usuarios/as en PescaData y registramos 47 soluciones y 408 acciones de adaptación aplicables a la nueva normalidad. Estos esfuerzos ofrecen respuesta a temas de relevancia local y global –como igualdad de género, trabajo decente, acción climática, pesca sostenible y acceso a mercados– y con un proceso de curación, podrán replicarse en otros sitios. También son un reflejo de la capacidad de las comunidades para hacer frente a cambios de cualquier escala, y nos motiva a compartir conocimiento y oportunidades con personas que enfrentan situaciones similares.
Durante la pandemia, pescadoras y pescadores adaptaron sus formas de pescar, vender, y cooperar. Por ejemplo, al iniciar las entregas a domicilio, las ventas por redes sociales, el desarrollo de nuevas presentaciones de productos, y la comercialización de especies de bajo valor para dejar en el agua las de alto valor. Ampliar sus redes de apoyo con otras cooperativas y comunidades, foráneos que residen en la costa, gobiernos municipales, estatales y federales, así como con organizaciones de la sociedad civil, les permitió abastecerse de alimentos y obtener apoyo económico cuando el acceso a sus comunidades estaba limitado. El sector pesquero se integró al mundo digital para no quedarse fuera de los distintos procesos sociales y económicos; sin embargo, manifestaron su preocupación por la brecha digital.
Nuestro proceso de escalamiento reconoce a dos actores clave, frecuentemente invisibles en la pesca y en los esfuerzos de sostenibilidad, que juegan un papel fundamental en el camino hacia la nueva normalidad: mujeres y juventudes.
Durante la COVID-19, las mujeres mostraron gran capacidad para desarrollar soluciones económicas innovadoras para estabilizar los ingresos familiares. No obstante, la brecha digital, la doble jornada laboral, la falta de reconocimiento de su contribución al sector y su limitado acceso a la toma de decisiones pesqueras se exacerbaron por la pandemia. Es medular visibilizar su rol y generar oportunidades para su inclusión en espacios de decisión, especialmente en tiempos de crisis. Mediante la iniciativa Igualdad de Género en el Mar, y en colaboración con 30 organizaciones de ocho países de ALC, hemos integrado en distintas iniciativas enfoques para disminuir las desigualdades de género en las comunidades y decisiones pesqueras.
Identificamos a las juventudes como actor relevante por ser la pesca una actividad familiar que se hereda entre generaciones. En este contexto, su participación es fundamental para el relevo generacional, para transferir el conocimiento tradicional e incorporar visiones novedosas sobre la sostenibilidad pesquera. Asimismo para la transición digital acelerada que el sector experimenta a partir de la pandemia. Incentivar el aprendizaje intergeneracional es una estrategia de adaptación y resiliencia.
El Año Internacional de la Pesca y Acuicultura Artesanales es momento idóneo para escalar aquellas prácticas sostenibles en ALC, una región de gran riqueza cultural y natural. Fortalezcamos espacios y comunidades con otros actores, más allá de los tradicionalmente involucrados en la pesca. En contextos de vulnerabilidad y de poca información es imperante movilizar conocimiento y crear oportunidades locales que incrementen la resiliencia y mejoren el manejo de los ecosistemas marinos. Sumemos las voces del mar para ampliar el eco de la sostenibilidad. •