Cuando hablamos de pesca ribereña en México, nos referimos a las mujeres y los hombres que tienen un profundo arraigo con el mar, la cultura y los modos de vida que las comunidades costeras mantienen vivos. Por la dimensión de sus litorales y la riqueza de sus recursos, nuestro país posee un enorme potencial para desarrollar y fortalecer a este sector, así como la oportunidad de hacerlo más sostenible y resiliente ante los impactos del cambio climático.
El Año Internacional de la Pesca y Acuicultura Artesanales 2022 (AIPAA), declarado por la Asamblea General de la ONU, tiene como objetivo atraer la atención sobre la pesca artesanal en pequeña escala –o ribereña, como la conocemos en México– y su significativo aporte al cumplimiento de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. El AIPAA reconoce que estos sectores son vitales para el ODS 14, relativo a Vida submarina y aprovechamiento sostenible de los océanos y sus recursos; el ODS 1, que busca el Fin de la pobreza; y el ODS 2 de Hambre cero, relacionado con la seguridad alimentaria en el mundo.
En México, alrededor de 300 mil familias dependen directamente de la pesca como actividad económica y 2 millones de personas de manera indirecta. Por ello, invertir en el fortalecimiento y desarrollo del sector pesquero ribereño debe ser una apuesta por el futuro, medios de sustento y bienestar de miles de comunidades costeras que hoy enfrentan el cambio climático.
¿Cómo atendemos este reto? Primero, reconociendo que no todas las comunidades pesqueras cuentan con un piso mínimo de derechos que les garantice su subsistencia y su pleno desarrollo. Segundo, promoviendo un enfoque de género en las decisiones comunitarias de manejo pesquero, pues, aunque las mujeres son parte fundamental de la pesca y del proceso de post-captura, permanecen invisibilizadas. Tercero, fomentar la ciencia y políticas públicas que favorezcan la adaptación de las pesquerías y las comunidades costeras al cambio climático. Cuarto, combatiendo la pesca ilegal y la sobrepesca, cortando las raíces de la corrupción, los intereses que las permiten y fortaleciendo a las instituciones responsables de abatirla. Quinto, creando espacios directos de comunicación entre gobierno y comunidades para enfrentar los retos en forma colaborativa y participativa.
Normalmente pasamos por alto la relevancia de la pesca para la seguridad alimentaria, que es una agenda altamente prioritaria para México y a escala global. Por ello, es urgente incluir los alimentos acuáticos en el diseño de políticas públicas prioritarias para fortalecer al sector pesquero y lograr su sostenibilidad para erradicar el hambre en el territorio nacional.
A fines de 2021, el fondo de Defensa Ambiental en México (EDF), en colaboración con distintos actores del sector pesquero, ambiental y otras organizaciones de la sociedad civil, presentamos el estudio Cambio Climático en México: Recomendaciones de Política Pública para la Adaptación y Resiliencia del Sector Pesquero y Acuícola, un esfuerzo colaborativo que busca ser punta de lanza, tanto en el análisis técnico y científico del cambio climático en nuestros océanos, como en la formulación de políticas públicas para la resiliencia de este sector. Este análisis y sus propuestas son relevantes en el contexto de la celebración del AIPAA en México, pues su propósito principal es constituir una referente útil para los tomadores de decisiones en su objetivo de actuar hoy para asegurar un futuro sostenible para México.
De manera prioritaria proponemos cinco acciones que pueden materializarse en un plazo razonable y con impactos importantes: 1) instituir un Programa Nacional de Pesca y Cambio Climático, con mecanismos sólidos de gobernanza y participación ciudadana; 2) crear un Atlas de Riesgo para el sector pesquero, que incorpore las presiones ambientales y la capacidad adaptativa de las comunidades y, en paralelo, planes de contingencia para minimizar impactos económicos y sociales; 3) aumentar la inversión para generar conocimiento que permita prever y guiar estrategias de manejo, así como formar cuadros especializados en cambio climático; 4) crear espacios directos de comunicación entre gobierno y comunidades pesqueras para enfrentar los retos; impulsar la coordinación intersecretarial y multisectorial; y 5) construir coaliciones que aseguren la coordinación transversal entre dependencias de los distintos órdenes de gobierno, así como entre sectores y actores relacionados con la pesca y la acuicultura.
A propósito del AIPAA destacamos la importancia de la pesca ribereña en México. Saludamos y reconocemos a las mujeres y hombres que a diario participan a lo largo de la cadena de valor de la pesca, así como el compromiso de las comunidades costeras con las prácticas sostenibles y la pesca responsable. La oportunidad para México es clara y está a nuestro alcance. •