Las luchas ciudadanas son la base de los logros en la actual política agroalimentaria: Víctor Suárez
Los avances logrados en la Cuarta Transformación, en pro de un sistema alimentario y nutricional justo, sustentable, saludable y competitivo, recogen de forma sustantiva las demandas de largas luchas campesinas y ciudadanas como las de la Campaña Nacional Sin Maíz no hay País. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador está llevando a la práctica acciones que buscan favorecer las cadenas productivas desde el campo hasta el consumidor y lo hace con un espíritu de alianza virtuosa y en unidad con movimientos sociales.
Así lo expresó Víctor Suárez Carrera, subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura, al participar en el Coloquio Defensa de los Maíces y la Milpa para la Soberanía Alimentaria, el 26 de enero de 2021. “Nos proponemos una transformación radical, integral, sistémica, desde la producción agrícola hasta el comportamiento de los consumidores, pasando por las cadenas de suministro alimentario”, señaló.
Precisó que en GISAMAC –el Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad–, integrado por varias Secretarías, instituciones del gobierno federal, organizaciones de la sociedad civil e internacionales, como la Alianza por la Salud Alimentaria, la Organización Panamericana de la Salud y la UNICEF, por primera vez están trabajando de forma unida, articulada y sistémica para atender los retos agroalimentarios y nutricionales.
Este trabajo derivó ya en logros, entre ellos el etiquetado frontal de alimentos procesados (vía la Norma Oficial 051), que advierte a las y los consumidores sobre la presencia alta de azúcares, grasas, grasas trans y sodio, y el Decreto presidencial del 31 de diciembre de 2020 que manda una reducción gradual del uso de herbicidas con glifosato, que –como dijo– “…son acciones claves para la transición al Sistema Nutricional y Alimentario al que aspiramos”.
En su conferencia, el subsecretario señaló que un desafío principal del gobierno es transformar el sistema agroalimentario y nutricional construido durante 1982-2018, que “estableció una hegemonía en los modos de producción, procesamiento, distribución y consumo de alimentos en México; un sistema donde el Estado estaba capturado por las entidades y empresas trasnacionales, con abandono del campo; dependencia alimentaria; desvalorización de la agricultura campesina; procesos sin límite de mercantilización, privatización y liberalización comercial; desigualdad y pobreza; emigración; profundización de la brecha campo-ciudad y despojo de patrimonios de comunidades y pueblos”.
Ese sistema, basado en la revolución verde, unido a la imposición de un modelo de alimentación con productos procesados, derivó en la situación grave de obesidad que vivimos, en una competitividad agroexportadora sustentada en la explotación del trabajo asalariado y de los recursos naturales, en enfermedades y en el deterioro del ambiente.
Afirmó que hoy el gobierno apuesta por una revalorización de la agricultura campesina como eje de la transformación.
La pequeña agricultura puede alimentar al mundo. Hay un debate en torno a si esa agricultura de pequeña y mediana escala puede alimentar a México y al mundo. “Nosotros planteamos que sí. Más de 93% de las unidades productivas rurales cuentan con menos de 20 hectáreas; del total de la producción nacional de alimentos, más de la mitad proviene de este tipo de unidades y más de 85% del empleo pagado del campo ocurre en esas unidades. Estos campesinos participan en muchas cadenas productivas”, expresó Suárez.
Con ese contexto, la Cuarta Transformación reestructuró su política de subsidios al campo y sus programas; en los años de neoliberalismo, éstos fueron capturados por grandes unidades de producción y empresas alimentarias. La Secretaría de Agricultura de entonces y otras instancias de gobierno hacían que el presupuesto pasara por dinámicas de intermediación, burocracia, corrupción, clientelismo, discrecionalidad y opacidad que impedían que los recursos llegaran al productor de pequeña escala.
“El subsidio estaba capturado por intereses de poder y privilegio. Esto cambió. Ahora tenemos una estrategia de transferencia directa de la Tesorería de la Federación al productor rural, al poblador rural, con procedimientos innovadores que permiten reconocerles como ciudadanos sujetos de derechos. Los subsidios están claramente dirigidos a los que menos tienen, pues por el bien de todos, primero los pobres”. Se busca que los que nos alimentan coman y vivan bien.
Agregó que elementos claves de la nueva política para el campo son el impulso a la soberanía alimentaria y a la autosuficiencia tanto en alimentos como en insumos y en tecnología. Buscamos una autosuficiencia alimentaria con productores de pequeña escala con una transición hacia sistemas de producción agroecológicos sin transgénicos ni glifosato, porque consideramos también la seguridad alimentaria de las familias, comunidades rurales y la nación en su conjunto, dijo.
Producción para el Bienestar y transición agroecológica
De los programas públicos reestructurados con esta orientación, destacó el de Producción para el Bienestar, que ofrece apoyos directos a más de 2 millones de productores/as de pequeña y mediana escala de granos, café, caña de azúcar, cacao y miel de abejas Melipona y Apis (estos últimos incorporados en 2021), que, para impulsar la productividad con prácticas agroecológicas, cuenta con las estrategias de Acompañamiento Técnico y de Acceso al Financiamiento.
Subrayó que el tránsito agroecológico tiene una mirada de largo alcance. La transición plantea el cambio de una agricultura de insumos a una de conocimientos, en la que lo nodal es el esquema de Agricultura Campesina de Conocimientos Integrados-Manejo Integral de Cultivos Inducidos (ACCI-MICI), desarrollado desde hace varios años por científicos y organizaciones campesinas, destacadamente la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de productores del Campo (ANEC).
“Con este modelo podemos impulsar significativamente y en el corto plazo la producción agrícola sustentable bajando de forma drástica los costos de producción, aumentando la rentabilidad, regenerando los suelos, protegiendo los recursos naturales, con baja emisión de gases de efecto invernadero, produciendo alimentos sanos y de mayor calidad nutricional, tanto para el autoconsumo como para el mercado nacional, revalorizando el trabajo campesino y los modos de vida rurales, entre otros resultados que es posible obtener”, dijo.
El subsecretario destacó que la estrategia de Acompañamiento Técnico incorpora ya más de 30 mil productoras y productores de granos, café y caña de azúcar de 25 regiones del país y en 2021 incluye también a productores de cacao, amaranto y miel de abejas Melipona y Apis.
Colaboran en la estrategia 464 técnicos agroecológicos comprometidos en la capacitación de más de siete mil jóvenes de Construyendo el Futuro, que están siendo formados como técnicos agroecológicos. “Queremos que esos jóvenes se queden en el campo generando valores agregados para sus familias y comunidades y que puedan contribuir en el corto y largo plazo a la producción sustentable y a la autosuficiencia alimentaria”, concluyó. •