stamos evolucionando hacia una cultura democrática? En 2016 Latinobarómetro publicó un informe en el que analizó la satisfacción de países de Latinoamérica con la democracia. Esto abarcaba una década, de 1995 a 2015. El resultado por lo que toca a México fue raquítico: 19% de la población estaba satisfecha con la democracia, en cambio en Uruguay, el promedio de satisfacción era de 70%. Lo peor, en México, el apoyo a un sistema democrático como forma de gobierno era de 48%, mientras 17% consideraba que era preferible un régimen autoritario. Estos números se mantuvieron más o menos hasta antes de las elecciones de 2018.

Pero parece que hay cambios, la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (Encuci), publicada apenas hace unas semanas por el Inegi, revela que la inclinación por la democracia ha subido a 69.2%. Es el porcentaje de los encuestados que considera que para gobernar este país tienen todos que participar en la toma de decisiones. En lo que respecta a valoración y conocimiento de la democracia, ahora 73% de los encuestados sabe su significado; 65% la considera preferible a cualquier otra forma de gobierno, mientras solamente 16% dijo que en algunas circunstancias un gobierno no democrático puede ser mejor. Respecto a la satisfacción con la democracia, la encuesta refleja que 52% se siente satisfecho con esta forma de gobierno, mientras 46% dijo sentirse nada o poco satisfecho.

¿Existen resistencias a la democracia? Las encuestas no lo revelan, pero es muy probable que sí, por la sencilla razón de que no ha existido ningún gobierno verdaderamente democrático en nuestro país. Hasta 2015 hubo elecciones que de acuerdo con los observadores internacionales tuvieron calidad democrática y en 2018 aun los más escépticos aceptan que las elecciones fueron correctas.

Las elecciones del próximo 6 de junio servirán para verificar si la evolución hacia la democracia ha continuado o se estanca. Es una elección muy compleja y puede ser que los factores tradicionales que empujan hacia las irregularidades vuelvan a presentarse, o bien, que la trama de instituciones federales defienda a un nuevo sistema y las elecciones sean limpias y justas. Nos faltan 62 días para conocer la respuesta.

Colaboró Mario A. Domínguez