Editorial
Ver día anteriorViernes 2 de abril de 2021Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Sudamérica, la tragedia de la descoordinación
L

a Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que la nueva ola de Covid-19 que se extiende en los países de América podría ser de mayores dimensiones que la del año pasado, como ya ocurre en Brasil, Uruguay, Paraguay y Cuba. Los pronósticos son especialmente sombríos en el caso brasileño, donde marzo se convirtió en el mes más mortífero y de mayor propagación del coronavirus, con 66 mil 573 víctimas fatales y 540 mil nuevos casos sólo en la semana del día 21 al 27. Expertos han advertido que una parte significativa de los nuevos infectados requerirá atención hospitalaria en las próximas semanas, en un contexto en el que 25 de los 27 estados de Brasil registran una ocupación superior a 84 por ciento de sus camas de unidades de cuidados intensivos.

Aunque todavía no se encuentran en el escenario de rebasar el pico de casos de 2020, Chile y Colombia han reaccionado con el reforzamiento de las medidas de contención: mientras el país austral decretó el cierre de sus fronteras por un mes, el adelanto en la hora de inicio del toque de queda y la limitación de actividades consideradas hasta ahora esenciales, la nación caribeña reinstauró la exigencia de pruebas de laboratorio con resultado negativo como requisito para ingresar al país vía aérea, hará cambios en los protocolos de bioseguridad en vuelos, y continuará con medidas recientes como toques de queda nocturnos para ciudades con una ocupación mayor a 70 por ciento de las unidades de cuidados intensivos.

La situación no es más halagüeña al otro lado del Atlántico: mientras Francia acaba de decretar un mes de confinamiento nacional y otros países europeos le acompañan en el endurecimiento de las restricciones, la Organización Mundial de la Salud calificó ayer deinaceptable la lentitud de las campañas de vacunación en el Viejo Continente. Además de que su ritmo de inoculación es casi tres veces inferior al desplegado en Estados Unidos (0.31 contra 0.85 por ciento de la población inmunizada al día), Europa presenta disparidades tan fuertes que las cuatro principales economías de la zona euro (Alemania, Francia, España e Italia) ya administraron al menos una dosis a 12 por ciento de sus habitantes, pero países como Ucrania y Moldavia han inmunizado a uno por ciento, o menos, de sus pobladores.

En lo que se refiere a las medidas adoptadas por los gobiernos sudamericanos para tratar de atajar la tercera ola de la pandemia, y dejando de lado la temeraria irresponsabilidad de Jair Bolsonaro en Brasil, sería imprudente descalificar de manera apriorística unas u otras políticas, pues las estrategias de cada país responden a su realidad específica, a su estructura y distribución demográfica, a patrones culturales y a los recursos económicos e institucionales de los que cada gobierno puede echar mano.

Sin embargo, el desarrollo de la pandemia ha dejado dolorosamente expuesta la ausencia de coordinación multilateral en Latinoamérica, pero sobre todo en el Cono Sur, lo que de paso exhibe la total inoperancia de la Organización de Estados Americanos (OEA) para gestionar algo más que golpes de Estado. No es exagerado afirmar que la falta de esa coordinación es resultado del desmantelamiento de instancias como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), conformadas por los gobernantes de signo progresista a partir de la década antepasada, y atacadas sistemáticamente por las administraciones de derecha o ultraderecha, con el auspicio de Washington.

Habida cuenta de la intensidad de los intercambios materiales y humanos entre naciones que comparten fronteras e indisolubles lazos culturales e históricos, queda claro que la única estrategia viable de combate al Covid-19 pasa por un esfuerzo internacional concertado por encima de intereses mezquinos y fobias ideológicas. La incapacidad de articular tal mecanismo denota la tragedia que ha significado la pérdida de organismos regionales eficientes, así como la imperiosa necesidad de reconstruirlos.