Los bienes y servicios ambientales se traducen en derramas económicas y en fuentes de empleo que sostienen la economía de miles de familias en los estados que comparten el gran ecosistema del Golfo de México.
Ubicada en la costa norte de Campeche, una de las entidades que comparte este mar, se encuentra la Reserva de la Biosfera Los Petenes donde existe una gran diversidad de ecosistemas, como manglares, pastos marinos, salitrales o salinas, ojos de agua o manantiales, pantanos dulceacuícolas y selvas que representan una fuente permanente de vida para las personas que habitan y dependen de los ambientes terrestres y marinos.
Al interior de este patrimonio natural se realizan diferentes pesquerías. La pesca artesanal y la cultura del pescador -no francamente depredadora- fueron el fundamento en el que operaron las pesquerías en buenos términos por varias décadas, sin embargo, en los últimos 30 años esta relación se ha deteriorado paulatinamente debido al excesivo incremento de la pesca furtiva, la pesca de organismos en veda y el uso de artes de pesca no autorizados.
De manera permanente se incorporan al sector pesquero personas que no tienen antecedentes, experiencia, ni la cultura de respeto de los pescadores artesanales antiguos. Los nuevos pescadores no se registran ante las autoridades pesqueras y se reconoce que existe un número muy alto de embarcaciones clonadas que operan todos los días de manera ilegal.
Este escenario se complica aún más por la ausencia de las instituciones de gobierno encargadas de establecer el estado de derecho, de tal modo que las actuales condiciones de ingobernabilidad en el territorio no favorecen el manejo, aprovechamiento y conservación de las especies que se capturan en la Reserva.
Un ejemplo que ilustra la situación es la pesquería artesanal del pulpo, que sostiene a miles de hogares campechanos. Una mala temporada de pesca del pulpo es un mal año para la economía del pescador dada las malas condiciones actuales de otras pesquerías en la región, como la pesquería de escama.
En el paisaje costero predominan las lanchas que practican la pesca artesanal del pulpo, que se caracterizan por su particular arte de pesca al utilizar varas de jimbas o bambú. Este método tradicional es eficiente y contribuye de manera positiva al manejo de la especie, debido que se basa en la pesca con líneas y es selectiva del macho, en virtud que la hembra se encueva y no se alimenta, por lo que no muerde el anzuelo.
Los pescadores ilegales y furtivos salen a pescar en lanchas que trasladan entre 5 y 10 personas que se dedican a bucear y van directo a las cuevas utilizando artes de pesca no autorizados (ganchos de metal), capturan al macho que se ubica en la entrada de la cueva cuidando a la hembra y sacan a esta que se encuentra haciendo las labores de maternidad con los miles de huevecillos, de esta manera interrumpen el ciclo reproductivo y afectan severamente a las poblaciones del pulpo en la región.
La pesca del pulpo por medio del buceo es ilegal y afecta a sus poblaciones al incumplir las disposiciones legales, entre otras, la veda. Esta pesquería se está posicionando como uno de los peores ejemplos de malas prácticas pesqueras en el territorio de Campeche.
Es necesario y urgente fortalecer el vínculo con la comunidad científica. Que los pescadores retomen la mística basada en sus planteamientos éticos y participen con las autoridades pesqueras para establecer la gobernanza sobre los recursos pesqueros de manera conjunta. Este no es un asunto que le toque resolver exclusivamente a las autoridades, sociedad y gobierno deben realizar los esfuerzos que permitan el ordenamiento pesquero en la Reserva de la Biosfera Los Petenes para orientar las acciones a los objetivos de protección, manejo y conservación de los recursos naturales. •