Falsa acusación del juez Bonadío
Involucraron sin pruebas a unos 200 empresarios y ex funcionarios de la vicepresidenta de Argentina
Miércoles 25 de noviembre de 2020, p. 34
Buenos Aires. El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi dispuso ayer el sobreseimiento del caso que involucró a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y poco más de 200 empresarios y ex funcionarios en la famosa causa de las fotocopias
, en referencia a cuadernos escritos presuntamente por un chofer de ministerio en los que estarían anotados presuntos pagos de sobornos por empresas de transporte, que eran beneficiadas para comprar diésel.
Esta es una de las partes de la causa general, considerada una aberración jurídica
, surgida de falsas e inexistentes pruebas y de testimonios tomados por el fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadío, que acaparaban todas las causas abiertas en complicidad con el gobierno del ex presidente Mauricio Macri (2015-2020) para implicar a la ex presidenta Fernández de Kirchner, su familia y sus ex funcionarios.
En febrero de 2019, por la denuncia de un intento de extorsión del grupo que giraba alrededor del fiscal Stornelli, el juez federal Alejo Ramos Padilla allanó la casa del agente de inteligencia Marcelo D’Alessio, donde encontró documentos que demostraban la existencia de una red de jueces, fiscales, periodistas, medios de comunicación y espías de la Agencia Federal de Inteligencia para crear falsos procesos y extorsionar a empresarios con la acusación de haber pagado sobornos.
El juez determinó los sobreseimientos ante la imposibilidad de realizar peritaje alguno que permita aclarar los hechos investigados, y también ante la falta de pruebas. El juez Bonadío, que preparó casi una decena de causas en su persecución judicial (lawfare) contra Fernández de Kirchner y su entorno, partía de que el pago de sobornos ocurrió entre 2003 y 2014. Nada fue probado. En esta trama se acusó al ex ministro de Planificación Julio de Vido y a los ex secretarios de Transporte, Juan Pablo Schiavi, Ricardo Jaime y Alejandro Ramos, quienes estuvieron en prisión preventiva.
Jaime y otros siguen presos por otras causas. También fueron acusados unos 200 empresarios de transporte. Todos probaron desde hace tiempo su inocencia.
Falleció Sara Solarz, sobreviviente de la Esma
En otro asunto, la sobreviviente del centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) Sara Solarz de Osatinsky falleció ayer a los 85 años en Suiza por una embolia pulmonar.
Sara fue una de las más respetadas entre las sobrevivientes, por todos los testimonios que dio ante los juicios por los crímenes de la dictadura militar (1976-1983), pero también por ella pudieron ser conocidas la historias de niños nacidos en cautiverio y robados por los militares antes de desaparecer a las madres.
Nacida en Tucumán, fue secuestrada en Buenos Aires en 1977 y llevada a la Esma, donde fue sometida a violaciones y torturas, y obligada a realizar trabajo esclavo, como sucedió con el recientemente fallecido Víctor Basterra, quien pudo esconder y sacar documentos y fotografías de los principales responsables de los crímenes en la Esma y también de muchos de los desaparecidos que pasaron por ese lugar de exterminio.
Sara fue enviada a trabajar en la sala adonde eran llevadas las detenidas embarazadas y ella misma atendió a más de 15 de sus compañeras como partera
improvisada, pero además ayudó con amor a aquellas madres desesperadas, a las cuales les robaban sus hijos. Entre otros, asistió el parto de Patricia Roisinblit , hija de una de las históricas Abuelas de Plaza de Mayo, y en 1988 declaró en Suiza sobre estos terribles sucesos ante el juez Adolfo Bagnasco, cuando éste viajó hasta allá para tomar testimonios. Era como una madre para todos nosotros, yo tenía 20 y ella tendría 45, había perdido a sus dos hijos adolescentes y habían matado a su marido, era una mujer maternal, cálida y solidaria
, fue uno de los recuerdos de otra sobreviviente, Miriam Lewin, nombrada ahora defensora del Público, que ayer pudo hablar con Página/12.
Sara era la única sobreviviente de su familia; fueron asesinados su esposo Marcos Osatinsky y sus dos hijos. Su testimonio fue histórico aquí y también en la Asamblea Nacional francesa. Su historia de lucha por sus compañeras hicieron de ella una de las imprescindibles a la hora de escribir las memorias del horror.