l 15 de octubre, el general Salvador Cienfuegos, secretario de Defensa con Enrique Peña Nieto, fue arrestado y acusado por una corte en Nueva York de haberse coludido con otros para importar heroína, cocaína, metanfetamina y mariguana a EU y de haber lavado el dinero que ganó con estos negocios.
Su captura tiene muchos parecidos a la de Genaro García Luna, responsable de Seguridad Pública del calderonato. Los dos fueron grandes figuras en el “combate frontal al narco”, los dos fueron altos mandos de fuerzas represivas responsables de masacres, desapariciones y torturas, y los dos fueron capturados en relación con su papel en el tráfico de sustancias hacia EU. Sus órdenes de aprehensión fueron emitidas en NY por la misma corte y firmadas por el mismo fiscal.
Más que traficar drogas, Cienfuegos –como el titular de Sedena que lo antecedió– estaba a cargo de un Ejército que mataba con impunidad y frecuencia, contribuyendo a la inseguridad que experimentan en lugares militarizados.
Según el informe Dos Guerras de Intersecta, mientras Cienfuegos fue secretario de Defensa, el Ejército mató a mil 213 civiles opositores
e hirió a cientos de personas. El mismo informe detalla que los enfrentamientos
con militares llevaron más inseguridad y que la tasa de homicidios tiende a subir después de un enfrentamiento militar.
Los casos más sonados cuando Cienfuegos estuvo a cargo del Ejército fueron la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa en 2014, y la masacre de 22 civiles por parte de soldados en Tlatlaya, en el estado de México.
El presidente Andrés Manuel López Obrador prometió un fin a la guerra contra el narcotráfico. A pesar de eso, hoy día, la Sedena está involucrada en la gestión de lo ilícito de una forma similar a como lo fue en los sexenios pasados.
Según su más reciente informe de labores, en 2019 la dependencia incautó casi 300 toneladas de mariguana, más de nueve toneladas de cocaína, arriba de18 toneladas de metanfetamina, 390 kilos de heroína. Asimismo, detuvo a 13 mil 725 personas.
Además, siguen las masacres: en agosto, los militares mataron a 12 personas en Nuevo Laredo. Entre ellos, según el periodista Iñigo Arredondo, habían tres personas secuestradas: un migrante de Chiapas con apenas seis meses en la ciudad fronteriza, el hijo de un mecánico y un estudiante del Tec de Nuevo Laredo.
A pesar de los antecedentes y de los hechos actuales, López Obrador insiste que hoy el Ejército es otro: una fuerza de paz y tranquilidad para la gente con mandos incorruptibles. En la mañanera el día después de la captura de Cienfuegos, el Presidente prometió depurar al Ejército y dijo que los soldados involucrados en actos criminales serán suspendidos. Más tarde, cerró filas con la Sedena, diciendo que no iba a haber tal limpia hasta que hubieran pruebas de conducta ilegal por parte de soldados y luego prometió que la FGR abriría una investigación.
Como demuestran los periodistas Daniela Rea y Pablo Ferri en su libro La Tropa, los soldados acusados de crímenes apelan con frecuencia a la cadena de mando para defenderse: reciben órdenes y las tienen que cumplir. La solidez de la cadena de mando imposibilita imaginar que Cienfuegos actuara solo.
Tampoco queda duda que éste actuaba en coordinación con sus aliados en Washington: durante los años que fue titular de Sedena, EU financió la seguridad en México (incluyendo actividades contra el narco) con un gasto de más de mil millones de dólares. El general mexicano fue galardonado en 2018 por el William Perry Center for Hemispheric Defense Studies en Washington, por haber establecido una institucionalidad
sin precedente entre los dos ejércitos.
La tarde después de la captura de Cienfuegos, López Obrador fue a Zumpango, estado de México, donde –rodeado por militares– dio un recorrido de la construcción del nuevo aeropuerto internacional. Ahí, reconoció ...a los ingenieros militares que tanto nos están apoyando en esta obra, también en la construcción de cuarteles para la Guardia Nacional, en la construcción de sucursales del Banco del Bienestar y que nos van a ayudar también en la construcción de dos tramos del Tren Maya
.
El Ejército está involucrado también en otros proyectos prioritarios del sexenio: desde la planeación del proyecto Santa Fe
el nuevo parque nacional cultural en el Bosque de Chapultepec hasta el programa Jóvenes construyendo el futuro
; desde la entrega de fertilizante y semillas en Guerrero hasta la cría de árboles para Sembrando Vida
.
Además, hay soldados resguardando los ductos e instalaciones de Pemex, 135 instalaciones estratégicas
y cinco presas del cauce del río Conchos. También están desplegados para prevenir la migración desde Centroamérica hasta la frontera con Estados Unidos. Esto sin mencionar la conformación de la Guardia Nacional y la propuesta de poner al secretario de la Marina a cargo del sistema portuario.
La captura de Salvador Cienfuegos, que según el New York Times se hizo a pedido de la DEA, cae como anillo al dedo a militaristas en Washington, quienes promueven la idea que México es un país corrupto que necesita más apoyo militar para la guerra contra las drogas.
No queda duda que es importante prestar atención a cómo López Obrador y su actual secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval –quien laboró durante años bajo el mando de Cienfuegos– responden a las acusaciones contra el ex jefe de las fuerzas armadas. Pero hay que hacerlo sin perder de vista el proyecto militar en curso.
* Periodista canadiense y autora de Capitalismo antidrogas y Guerra neoliberal: desaparición y búsqueda en el norte de México