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El uranio y los soviéticos
D

esde el surgimiento de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), entre los países que la formaron, existió un gran interés en el desarrollo de las ciencias. Y también, mantuvieron una política de intercambio de información y conocimiento con otras naciones. Algo que pocos países llevaron a cabo. Sin embargo, las innumerables guerras entre gobiernos capitalistas y aquellos que buscaron la vía al socialismo, obligó a la ex URSS a incrementar sus estudios sobre las armas no convencionales.

Los avances en la fabricación de armas nucleares fueron y han sido un motivo, hasta hoy, de distanciamiento, de competencia y de acusaciones por parte de los enemigos de lo que fue la URSS.

Uno de los peores ejemplos ha sido la utilización del uranio como arma letal. En la Segunda Guerra Mundial (II GM) surge la gran tentación de utilizar los conocimientos de la energía nuclear para la fabricación de la bomba atómica, con la finalidad de dominar mediante la destrucción masiva.

Inglaterra y Estados Unidos, durante la II GM se unieron para fabricar el arma más poderosa que puso en grave peligro a la humanidad. El concepto lesa humanidad describe las graves violaciones en contra de los derechos humanos. Y aun estando en guerra, la destrucción que causó la bomba atómica en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki no justificó tan grave crimen contra la población. El objetivo no fueron las bases militares ni los campos de operación de misiles, fue la población civil.

Los países protagonistas de la II GM sufrieron una debacle social y económica profunda. No terminaban de reorganizarse los más afectados, como la ex URSS, cuando Estados Unidos e Inglaterra ya se preparaban para la fabricación de bombas, aún más mortales. Sin miramientos recurrirían al hidrógeno.

La finalidad era someter a la Unión Soviética al dominio de estos dos países capitalistas que veían en la URSS una gran competencia, no sólo en el sentido ideológico y político, sino en su desarrollo económico. El ejemplo que infundió temor en ambas naciones fue la enorme resistencia y movilización bélica que demostró el país comunista, el cual perfilaba, también, para una carrera espacial exitosa y amenazante para el bloque capitalista del Occidente.

Fueron innumerables las tácticas que planificaron para acabar con el socialismo. Aunque, para ganar la guerra a la Alemania nazi, aceptaron y reconocieron abiertamente la participación de los comunistas rusos. Es importante resaltar que la intervención de la gran cantidad de combatientes siberianos del Ejército Rojo fue determinante para la derrota del nacional socialismo. La defensa decidida de la gran patria fue parte del triunfo definitivo, aunque también generó millones de bajas y muertes de civiles.

Mucho antes de iniciar la II GM, los científicos rusos ya tenían conocimiento de los componentes de lo que sería la bomba atómica. Destacados investigadores como Igor Kurchátov y otros, iniciaron la carrera nuclear. Entre ellos, la participación de Nikolái Nikoláyevich Semiónov, fue de trascendencia para la fabricación de la bomba de uranio. A Semiónov, posteriormente, en 1956, le otorgaron el premio Nobel de Química.

Aún no terminaba la II GM y el presidente Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill ya buscaban rebasar y dominar a la Unión Soviética ganando la carrera nuclear.

El arma, también llamada subcrítica, debido a que potencia la creación de neutrones libres con la ayuda de otros elementos químicos, fue la primera de mayor letalidad porque genera un aceleramiento de la reacción en cadena que destruye zonas determinadas por el choque mecánico, por la onda térmica, así como por la radiactiva. Por estas razones, se inicia una etapa de conspiraciones, espionaje y acciones clandestinas acusando a la URSS de amenazar a la humanidad con armas secretas de destrucción masiva. Por su parte, la Unión Soviética tomó sus precauciones y acciones para defenderse de esas acusaciones.

Organizó un tipo de espionaje que con el tiempo ha sido reconocido como de alto nivel. La llamada inteligencia soviética tenía simpatizantes en el propio territorio estadunidense y en Inglaterra, quienes proporcionaron información a pesar del peligro. La diferencia con el espionaje de EU y el Reino Unido, es que, para los informantes al servicio de los soviéticos, el pago monetario no era el objetivo, lo hacían gratis.

Las colaboraciones se hicieron por simpatía a la URSS y al sistema socialista. Así lo declaró Anatoly Antonovich Yatskov (alias Anatoly Yakovlev), un destacado agente de inteligencia y diplomático soviético que, durante su gestión como cónsul en Nueva York, estuvo al frente del Proyecto Manhattan durante la II GM. Yatskov dirigió en EU las operaciones más delicadas y clandestinas del Ministerio del Interior de la Unión Soviética, o Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos. Su misión fue recabar información precisa sobre el proceso de desarrollo de la bomba atómica en la instalación militar nuclear de Los Alamos, California. Aunque Yatskov fue identificado como agente de espionaje, pudo regresar a la URSS en 1946, amparado en la inmunidad diplomática.

El uranio y los soviéticos tienen grandes aportes en el estudio de la energía nuclear y grandes historias en el desarrollo de su industria militar.Los agentes (secretos) siempre daban prioridad a los científicos Aunque consiguieras traerte una bomba atómica entera por piezas, todavía hay que armarla, ¿verdad? Y también hay que ponerla en producción, lo que tampoco es fácil. ¡No basta con robar un plano y listo!, esto declaró en una entrevista, el coronel retirado Mijaíl Liubímov.