ientras más se acerca Donald Trump al descarrilamiento de su relección, nuevas facetas afloran de su desquiciada personalidad. Frente a su fracaso en la batalla contra la pandemia del coronavirus, con 8 millones de contagiados y más de 200 mil muertos, se ha visto desesperado e impaciente optando por peligrosas decisiones. Sin cumplir la cuarentena obligada al confirmar positivo de Covid-19 y en desacato a las recomendaciones de confinamiento, salió del hospital a dos días de haber llegado y, al cuarto día, se trasladó nuevamente a la Casa Blanca donde, en un acto teatral de presentación, presumió quitarse la mascarilla y guardarla sin cuidado sanitario en su bolsillo y declarar que no sólo no hay que temerle al virus chino
, sino que se sentía mejor que 20 años antes
, emulando sin gracia ideas de Volver, tango inmortalizado por Carlos Gardel.
Trump, sin dirigir un frente de guerra ni recibir un solo disparo, es el comandante en jefe que reporta más muertos en la historia bélica de Estados Unidos, así como un desplome de su economía de 32 por ciento a mitad del año, como en los tiempos de la Gran Depresión, una tasa de desempleo en julio de 10.5 por ciento y una caída en su producción petrolera interna de 16 por ciento respecto a su punto máximo de enero. Ante el repudio interno, que ha empujado a muchos republicanos y jefes militares, que participaron al principio de su gestión de gobierno y de otros, a distanciarse y manifestar que no votarán por él, éste ha ordenado acelerar también el desenlace de acciones amenazantes al interior y exterior de ese país.
Frente a la protesta de la población negra y latina contra la violencia policial, multiplicó la represión y la persecución utilizando la guardia nacional, aun sin la aceptación de los gobiernos estatales. Sus discursos racistas y la convocatoria reciente a grupos paramilitares de la llamada Supremacía blanca a permanecer alertas
, han activado peligrosas iniciativas como las descubiertas para secuestrar, juzgar y matar a Gretchen Whitmer, gobernadora de Michigan, y al gobernador de Virginia, Ralph Northam.
En América Latina, como hizo con Bolivia, el gobierno de Trump continúa impulsando iniciativas golpistas de mayor envergadura contra Venezuela desde los territorios de Colombia y Brasil. En efecto, en complicidad con el presidente colombiano Iván Duque han establecido más tropas especializadas en ese país con el pretexto de capacitar a los militares en la lucha contra el narcotráfico; intensificando, en medio de su catástrofe sanitaria por la pandemia, masacres contra líderes sociales, jóvenes y guerrilleros firmantes esperanzados del tramposo e incumplido Acuerdo de Paz. Igual propósito tiene el reforzamiento de los vínculos con Jair Bolsonaro, quien logró introducir la justificación de operaciones militares externas en el “El nuevo Libro Blanco de Defensa de Brasil” al sostener que las fuerzas armadas brasileñas se preparan para intervenir en la solución de problemas regionales, así como en la defensa de los intereses brasileños en la selva amazónica y en la costa atlántica
.
La baladronada de Trump hacia su contrincante demócrata, a principios de 2020, para que se sometiera a una evaluación de conocimientos como la que él aceptó para poner fin a rumores sobre su salud mental
, y que entre los ejercicios estaba identificar y diferenciar un león de un rinoceronte y un camello o restar de siete en siete desde el número 100, advertía no un genio
como él se autocalificó, sino un paciente desequilibrado por el poder y que se aferra con desesperación a la silla. Su comportamiento que genera enojo, protesta, preocupación y risa, simboliza la profunda crisis de razón del poder imperial y que amenaza la sobrevivencia de la humanidad. La pandemia del coronavirus, como revelan múltiples estudios de especialistas, no es un virus chino, es un fruto de la modernidad capitalista que ha provocado desequilibrios y rupturas irreversibles en las cadenas naturales de reproducción e inmunidad de las especies y ecosistemas.
Hoy, millones de estadunidenses se disponen derrotar la Supremacía blanca y enfrentar los platos rotos que por doquier está dejando Trump. Un mentiroso sin principios
, según lo cataloga su hermana mayor y el cineasta Michael Moore y a quien es poco probable que alguien, de su círculo íntimo, acredite que está mejor que hace 20 años. De ahí que el real poder imperial no dejará de activar los mecanismos de guerra y violencia para provocar incertidumbre y miedo, como es la intención de Trump al adelantar que se llevará a cabo la más fraudulenta elección en la historia de Estados Unidos
.
Son tiempos de solidaridad, alerta y emergencia en apoyo a los trabajadores estadunidenses, negros y latinos que han sido los más golpeados por la crisis económica y la pandemia, y ante un presidente en campaña en flagrante crisis de juicio y de razón.
* Autor de Despojo, resistencia y corrupción. México en los ciclos del precio del petróleo. Ed. Plaza y Valdés, México, 2019