Qué distinto es ser vencedor en medio del vacío. Hace un par de años, cuando Emanuel Vaquero Navarrete conquistó el campeonato de peso gallo en el Madison Square Garden en Nueva York, todo fue una fiesta. La multitud y la emoción. El viernes pasado, en cambio, ganó un segundo título, ahora en peso pluma, pero el entorno fue un contraste. En el marco de la pandemia de coronavirus, su triunfo ocurrió en una burbuja sin público en Las Vegas.

Es un poco desconcertante, reconoce el bicampeón mexicano; ganar sin gente, con todos los protocolos necesarios por la pandemia, de pronto es un poco raro o hasta incómodo, pero al final uno se sobrepone a esta situación que no sabemos hasta cuándo durará.

Vaquero todavía acusa los inconvenientes de meses de cuarentena. Limitaciones para entrenar y el tiempo inactivo. Sin excusas, el mexicano aprovechó la oportunidad y derrotó a Rubén Villa por decisión unánime. Conquistó así su segundo título en otra división, el vacante pluma de la OMB.

Pelear en tiempos de pandemia es algo indescriptible y también un lujo, explica; porque muchos compañeros no han podido regresar al cuadrilátero. Este es mi segundo combate desde que volvió la actividad.

Jessie Magdaleno, un ex campeón con buen cartel en Estados Unidos, era uno de los posibles rivales para Navarrete; sin embargo, el estadunidense no aceptó la oferta. Le pareció poco dinero y mucho riesgo. Los sueldos en el boxeo disminuyeron hasta en 60 por ciento como efecto de la pandemia y la crisis económica asociada.

Respeto y entiendo la posición de Magdaleno, señala el nuevo monarca; “la verdad es que los sueldos están muy castigados. Pero yo acepté porque es una inversión. No es lo mismo estar parado sin trabajo, o ser Vaquero Navarrete a secas, que el campeón del orbe. Hay un mundo de posibilidades distintas en ese simple dato”.