Los Ángeles., La ciudad tenía una mezcla de emociones después del título de la NBA que conquistaron los Lakers en la burbuja de Disney World. Surgían recuerdos tristes por Kobe Bryant, muerto en un accidente de helicóptero en enero pasado, mientras la euforia se transformaba en comportamientos antisociales de algunos aficionados que protagonizaron disturbios en las calles. También fue el clímax de un torneo interrumpido por la pandemia de coronavirus y su reanudación en un ambiente controlado y sin público, además de las protestas contra el racismo y la brutalidad policiaca hacia la población afrodescendiente.

Todos queremos tener días mejores, dijo LeBron James; debemos seguir luchando en ese frente, continuar la pelea contra todo lo que va en contra del amor. Si seguimos haciendo eso, Estados Unidos será un mejor país.

El triunfo fue también un tributo a Bryant. Desde el último de los cinco títulos de Kobe en 2010, los Lakers ansiaban este anillo, el 17, que los iguala ahora con los Celtics de Boston como la franquicia más ganadora de la historia.

Quiero darle mucho crédito a Kobe Bryant. Es una pena que no esté para ver el resultado del trabajo que también hizo, dijo Magic Johnson, legendario ex jugador y ejecutivo de los Lakers; él estaba trabajando detrás de escena con Jeanie (Buss, la propietaria) y Rob (Pelinka), ayudando a reclutar a LeBron James.

“Ojalá Kobe y Gigi (su hija) estuvieran aquí para ver esto”, escribió la viuda del ex jugador, Vanessa Bryant, en Instagram.

Cerca del Staples Center, miles de aficionados no respetaron los llamados a festejar en sus casas. Las celebraciones terminaron con daños en más de 30 negocios, unas 80 personas arrestadas y ocho policías heridos.