Este viernes comenzará a circular por la línea 3 del Metrobús, que corre de Tenayuca a Etiopía, la primera de 10 unidades eléctricas con las que se busca remplazar los vehículos a diésel para reducir las emisiones de carbono.

Nuestro objetivo es seguir avanzando en la electromovilidad. ¿Qué quiere decir esto? Autobuses, trolebuses que operen con electricidad para ir desplazando al diésel; esto nos ayuda en dos áreas: la primera, la reducción de emisiones contaminantes y de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático y, la segunda, que se reducen los costos de operación, expresó la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

En un recorrido de prueba de la estación Buenavista a Tolnáhuac, la mandataria indicó que la adquisición de unidades eléctricas tiene una innovación en términos del modelo de negocio, ya que se involucra a diversas empresas para la operación y un modelo de largo plazo para financiar los autobuses y brindar una mejor calidad al usuario.

Informó que en colaboración con el gobierno federal, por conducto de la Secretaría de Economía, se llegó a un acuerdo para que los vehículos eléctricos no tengan aranceles al ingresar a nuestro país, con lo que se reducen los costos.

El director general del Sistema Metrobús, Roberto Capuano, detalló que la adquisición de la flota, que llegará a fines de este año, se realizó con un esquema de arrendamiento a 10 años, que a diferencia de las unidades tradicionales será absorbido por este sistema y no por los concesionarios, a cambio de tener la mejor tecnología operando en la capital del país.

El costo de esta primera unidad, de 750 mil dólares (incluyendo aranceles), fue asumido por la empresa ENGIE. El autobús tiene capacidad para 160 pasajeros, conexiones USB, nuevo sistema de apertura de puertas similar al del Metro, cámaras de videovigilancia con alta definición, es capaz de recorrer 330 kilómetros por cada carga de sus baterías.

En comparación con un autobús diésel de la flota actual, la nueva unidad eléctrica reduce 80 por ciento el uso de energía y evita, en 10 años de operación, la emisión de mil 300 toneladas de carbono, además de disminuir de 80 a 60 decibeles el ruido exterior.

Asimismo, contribuye a mejorar la calidad del aire al eliminar, en el mismo periodo, 14 toneladas de contaminantes, incluidos el material particulado, nocivo para el sistema respiratorio, y los óxidos de nitrógeno, asociados a las contingencias por ozono.