No sé si alguna vez te han llamado p..., cuestiona Danielle Haim, pero es intenso. Me han llamado así después de defenderme en este negocio por sentir que algo no estaba bien. A muchas mujeres las han llamado así, suspira.

Las hermanas Haim han estado lidiando con pequeñas y grandes agresiones, y todo lo que hay en medio, por casi una década. De niñas tenían una banda de covers llamada Rockinhaim con sus padres. Alana (guitarrista, tecladista y vocalista), Este (bajista y vocalista) y Danielle (voz principal y guitarrista) formaron Haim en 2007. Pero no fue sino hasta 2012, después de que se fueron de gira con Julian Casablancas de The Strokes, que se dieron cuenta de que tenían verdadero potencial.

Para 2013, Haim publicaba su primer álbum, Days are gone, una emocionante mezcla entre pop, rock clásico y R&B contemporáneo, que les valió una nominación al Grammy por Mejor Nuevo Artista.

De todas formas siguieron siendo subestimadas. Las acusaron de no escribir su propio material, fueron cuestionadas con condescendencia por periodistas hombres y batallaron para que las pusieran en las estaciones de radio de rock por ser consideradas muy pop. El patrón continuó en su siguiente disco Something to tell you, y ahora en el tercero llamado Women in music pt III (Mujeres en la música parte 3) , han decidido encarar directamente el asunto.

El disco es una mezcla de rock, funk y calypso

Llamamos nuestro álbum así porque no queríamos que nos hicieran preguntas estúpidas, explica Danielle a The Independent por medio de una videollamada. Danielle y Alana están juntas, Este llama desde algún otro lugar en Los Ángeles, aislándose de manera más rigurosa que sus hermanas porque como diabética está en una categoría de riesgo alta. Women in Music Pt III es, tal vez, su mejor trabajo hasta ahora. Es una mixtura californiana de rock setentero, funk y calypso, con feroces coros y letras.

Alguna vez, un periodista le preguntó a Este ¿Haces las mismas caras en la cama?, debido a las expresiones que hace cuando está tocando el bajo. “Veo a hombres hacer caras en el escenario y es una reacción de sentir la música. Antes cometí el error de mirar los comentarios de presentaciones en vivo, lo que no hago más, y todos esos comentarios, en su mayoría de hombres, eran tipo: ‘Urgh, fea, grotesca, bájenla del p.. escenario, ¿por qué está haciendo esas caras?’ Creo que algunos hombres tienen un problema con ver a una mujer disfrutar de sí misma. Eso los amenaza”.

▲ El grupo Haim, en 2013, fue nominado al Grammy por Mejor Nuevo Artista.Foto tomada de Facebook

Haber sido criadas para ser súper independientes puede ser tanto una bendición como una maldición cuando se trata de pedir ayuda. Nos gusta pensar que podemos cuidar de nosotras, dice Danielle. Tenemos una larga línea de mujeres fuertes en nuestra familia, agrega Alana. Aunque su deseo de ser independientes no fue sólo producto de su educación. Creo que también fue reforzado por estar en contacto con el mundo exterior, y que al ir a una tienda de guitarras el vendedor te pregunte si estás buscando una guitarra para tu novio, dice Danielle.

Es difícil ser una mujer en el negocio del rock, agrega Este. Tienes que ser fuerte. Es por ello que hicieron suya la misión de hablar sobre otras mujeres dónde pudieran. En 2018 llevaron en su gira a la extraordinaria flautista y virtuosa del hip hop-pop, Lizzo. Somos mujeres blancas, tenemos privilegios por eso y nos beneficiamos, explica Danielle. Creo que llevar a Lizzo con nosotras, éramos grandes fans de ella, y queríamos mostrar lo increíble que era.

Para ese punto, Haim estaba tocando en enormes lugares, pero fue difícil lograrlo. Estar en un mundo dominado por hombres significó tener que trabajar el doble de duro para probar su valor. Creo que este disco nos ha ayudado a superarlo, explica Alana.

Creo que se puede escuchar en este disco, que no nos importa una mierda. Hicimos este disco, si te gusta, bien, si no, no me importa. Si quieres ponerlo en la radio, bien. Si no, no me importa, continúa la tecladista, este es nuestro disco. Es nuestra música. Nos negamos a encajar en una caja.