¡Y los tumpicha (jóvenes en p’urhépecha) vinieron a contradecir! En contraste con otros pueblos en los que los jóvenes han migrado, salen a estudiar y no regresan a su terruño o bien no se involucran en la vida colectiva. En Tumasïo están más presentes que nunca en la defensa de su territorio y en la seguridad comunal. Reunidos en la jefatura de tenencia y en entrevista a distancia, los tumpicha entusiasmados narran su experiencia. Su participación más activa inicia como miembros del equipo del actual jefe de tenencia, al que nombran “el jefe Willi”, cuya gestión empezó en diciembre de 2017, en comisiones de salud, obras y seguridad. Desafiaron la normatividad agraria que reconoce como comuneros a aquellos que estén en el padrón comunal y exigieron a la asamblea su reconocimiento como miembros de la colectividad, esto es, una “ciudadanía comunal”, basada en cumplir primero con las obligaciones y luego en ejercer derechos. Congruentes con estos principios, se ganaron el derecho de voz y voto en las asambleas; los usos y costumbres mostraron su dinamismo al aceptar la participación también de las mujeres, como señala muy orgulloso Héctor Álvarez, “quitamos ese paradigma”.
Lo anterior fue fundamental para enfrentar los agravios cometidos por la empresa Agro Superior de Jacona, que había rentado sus parcelas recién certificadas por el Fondo de Apoyo para Núcleos Agrarios sin Regularizar (FANAR) 5 años atrás, a 9 mil pesos por hectárea, para la siembra de fresa, arándanos y zarzamora. Los maltratos a los comuneros jornaleros por parte del mayordomo, los bajos salarios, la falta de servicios médicos, el incumplimiento del aumento del monto de la renta, fueron sumando el descontento comunal. Como narra Napoleón Márquez, un joven maestro comprometido con su comunidad, “‘la mazorca se empezó a desgranar’ empezamos a ver que la relación entre la empresa con la comunidad pues no iba para bien”. Sin un beneficio claro del arrendamiento, la negativa de los dueños de participar en las obras para renovar el viejo sistema de agua potable y los hechos de violencia suscitados por el personal de vigilancia de la empresa en contra de dos comuneros, en los que uno de ellos perdió la vida y el otro quedó herido, generaron un clima de gran tensión.
En noviembre de 2018 el dueño se vio obligado a asistir a la asamblea en la que los tumpicha leyeron un pliego petitorio, levantando un acta que fue firmada por el empresario en la que asumía varios compromisos, como: indemnización, aumento de la renta, seguro social, trato digno, obras comunales, entre otros. No cumplió. La respuesta comunal fue el bloqueo y varias tomas de las tierras, que defendieron a través de “trincheras” respaldadas por guardias nocturnas con participación de los jóvenes.
En los procesos de negociación entre la empresa y la comunidad, con la intermediación del gobierno del estado, se formó el llamado Concejo Comunal, integrado por tumbicha, electos en asamblea, quienes acompañaron a las autoridades civiles y agrarias, hasta lograr, en abril de 2019, un convenio consistente en que la empresa saldría de las tierras de propiedad comunal y cubriría un monto acordado por las partes, que fue destinado a la remodelación de la plaza comunal, como así se decidió por los comuneros. Esta vez la empresa fue obligada a cumplir, el convenio fue firmado ante notario público.
La participación de los jóvenes ha sido en diálogo con los mayores, “nos sumamos al trabajo que hacen los de edad”, comenta convencido Napoleón. Su trabajo ha ido más allá de la defensa de las tierras, ante varios hechos de violencia ocurridos en la comunidad, como algunos secuestros, incluido el de un niño de 3 años, quienes afortunadamente fueron rescatados. Los tumbicha se han integrado a la llamada ronda comunal, por acuerdo de asamblea. Con voz firme el “jefe Willi” relata que se han organizado en dos grupos, cuyos miembros fueron designados por cada una de las calles, vigilan por la noche el resguardo comunal, a partir de las 11 de la noche se cierran la calles con cadenas y candados, dejando sólo una entrada y una salida, para usarse en caso de emergencias. También vigilan los cerros de los talamontes, hacen labores de reforestación, brechas corta fuegos, entre otras actividades, sin remuneración.
La ronda ha tenido altibajos, pero han podido mantenerla y reforzarla, han nombrado un coordinador, cuya responsabilidad recae en un joven comunero y han elaborado un reglamento que regula su organización. Tumasïo es la única comunidad que en La Cañada de los Once Pueblos ha tenido la capacidad de mantener su ronda comunal, otras han sucumbido ante la ola de violencia ejercida por fuerzas ilegales que disputan el control de los territorios. El compromiso e iniciativa de los tumbicha ha sido sustancial para reforzar el sentido de comunalidad, se han ganado a pulso su derecho a la “ciudadanía comunal” tras demostrar el cumplimiento de sus obligaciones y su lealtad comunitaria. •