Martes 11 de agosto de 2020, p. 5
El afecto durante los primeros años de la existencia humana es trascendental para salvar vidas y sociedades, sostuvo este lunes la especialista en educación Ana María Serrano.
En la conferencia magistral Neurociencia y primera infancia –con la cual fue inaugurado el simposio internacional Primera infancia: arte, cultura y ciencia–, la también socióloga explicó que las interacciones de amor y cariño en esa etapa inicial de la vida inciden en el correcto desarrollo y funcionamiento cerebrales, además de ser esenciales para el aprendizaje, la salud y la autorregulación de la conducta de la persona.
Literalmente, el afecto y las interacciones afectivas encienden el cerebro y permiten acceder y aprender durante toda la vida. Cuando el bebé y el niño en primera infancia no los reciben, se impide el aprendizaje y afecta de manera física la estructura y la función cerebral, lo cual es muy grave
, aseguró.
Las interacciones sensibles y cariñosas, cuando realmente hay esa reciprocidad, instalan una especie de programa para la regulación de la conducta y la salud. Es como instalar un programa de computadora en el cerebro de los bebés, que permanecerá encendido toda la vida.
Destacó que experimentos científicos han demostrado que el cerebro de los bebés se enciende con los abrazos, mimos, caricias y palabras amorosas, pero se daña con el rechazo, el abandono y la angustia, lo cual provoca violencia.
Aludió a una investigación del neurosicólogo estadunidense Alan Schoore, en la que se demuestra que el intercambio de miradas entre mamás e hijos bebés suscita, de forma literal, una conexión entre sus cerebros, similar a la de bluetooh, así como la generación de hormonas en ambos que favorecen el aprendizaje, la concentración y el bienestar, además de contrarrestar el estrés.
Ana María Serrano afirmó que vivir en un ambiente tranquilo, de alegría y buen humor determina el futuro del pequeño, al contribuir a ver la vida con optimismo y alegría, amén de regular su conducta y salud física.
En su opinión, es esencial que las autoridades y el gobierno vean la relevancia de invertir en la primera infancia, pues al hacerlo, aseguró, habría menos delincuencia y problemas de salud y mayor educación.
Pero estamos haciendo las cosas al revés, invirtiendo más en los grandes y menos en los pequeños. Es imposible que la sociedad sea próspera y haya ética si no sembramos en la primera infancia.
La especialista apuntó que toda la organización cognitiva, corporal y el lenguaje tiene sus raíces en ese momento de la vida, además de insistir que también es cuando se instala el programa de la regulación de la conducta, para lo cual son determinante las relaciones cariñosas y afectivas.
El simposio internacional Primera infancia: arte, cultura y ciencia es organizado por el Centro Cultural de España en México y la Fundación Harp Helú con el propósito de ampliar los conocimientos teóricos y prácticos de los profesionales del ámbito cultural interesados en desarrollar procesos didácticos basados en la educación para la paz, los derechos humanos, la igualdad de género dirigidos a primera infancia.
Sus actividades son diarias hasta el domingo 16 de agosto y constan de mesas redondas, conferencias, charlas y talleres en torno a la literatura, la neurociencia, el juego y la corporalidad, con la participación de especialistas nacionales e internacionales.
La programación del encuentro está disponible en http://ccemx.org/evento/simposio-infancia/ Las sesiones pueden seguirse por el canal oficial en YouTube del Centro Cultural de España en México.