Ginebra. La pandemia del nuevo coronavirus alcanzó una meseta en Brasil, afirmó ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que instó al país a aprovechar para tomar el control de esta crisis sanitaria, que ya le dejó 77 mil 851 muertos y 2 millones 46 mil 328 contagios.

Michael Ryan, responsable de emergencias de la OMS, explicó en videoconferencia que el alza de los casos ya no es exponencial en la nación sudamericana y que la tasa de reproducción del virus, que mide el número de nuevos contagios por cada persona infectada, fue superior a 1.5 o dos entre abril y mayo, y actualmente se ubica entre 0.5 y 1.5 en las diferentes regiones del país.

Hasta ahora, en muchos países, incluido Brasil, es el virus el que (...) ha establecido las reglas, añadió Ryan, y destacó que, una vez que las cifras se estabilicen –pues contabiliza entre 40 mil y 45 mil contagios diarios–, será posible reducir la transmisión.

Aseguró que el gobierno brasileño ahora tendrá que tomar medidas muy sostenidas y concertadas para controlar la pandemia porque no hay garantía de que el virus retroceda por sí mismo. El número de muertes en Brasil es el segundo peor balance del mundo, y su presidente, Jair Bolsonaro, está en cuarentena tras dar positivo a Covid-19.

Hasta ayer, en América Latina y el Caribe, la pandemia había dejado más de 154 mil muertos y 3.6 millones de contagios, de acuerdo con un reporte de la agencia de noticias internacionales Afp.

Reactivación en Argentina

El gobierno argentino anunció la flexibilización del confinamiento en el área metropolitana de Buenos Aires, pese a que persiste un elevado nivel de contagios del nuevo coronavirus con la apertura paulatina de actividades a partir del lunes.

En Bolivia, el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, José Abel Martínez, dio positivo y es el séptimo contagiado este mes en el gabinete de la presidenta golpista Jeanine Áñez, quien también tiene Covid.

El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, ordenó instalar dos hospitales móviles comprados en Turquía en una operación con sospechas de corrupción y que permanecen en la aduana desde hace una semana porque se extraviaron las facturas.