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Colectivo americano LADAMA lanza segundo disco, Oye mujer
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▲ Portada de la segunda producción del grupo alternativo. pluricultural.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de julio de 2020, p. 6

Nueva York. El colectivo alternativo LADAMA ahonda en el feminismo y el activismo social en su segundo álbum de estudio, Oye mujer.

El disco de 10 cortes, lanzado bajo el sello independiente Six Degrees Records, tras un breve retraso debido a la pandemia, incluye dos temas en inglés, dos en portugués y seis en español, con una combinación de ritmos afrobrasileños y latinoamericanos –del bolero al reguetón a la arrocha y el merengue– que reflejan el origen multicultural de sus integrantes.

Con títulos como Nobreza, Misterio e Inmigrante, canaliza el empoderamiento femenino ante crisis globales como la destrucción del medio ambiente y las políticas migratorias. Para sus integrantes, no podría llegar en un momento más oportuno.

Nunca nos imaginamos que iba a haber una pandemia y que el disco iba a tener tanto sentido, dijo la colombiana Daniela Serna (voz y al tambor alegre) junto a sus compañeras: la venezolana María Mafer Bandola González Olivo (voz y a la bandola llanera), la brasileña Lara Klaus (voz y a la batería) y la estadunidense Sara Lucas (voz y a la guitarra), desde sus casas, desde diferentes rincones del continente.

Al final el mensaje es: hay una conciencia colectiva en la humanidad que nos atraviesa, pero hay que activarla. Uno no se puede quedar sentado viendo cómo pasa el tren por encima de las otras personas, añadió Serna.

El álbum le sigue a LADAMA, de 2017, su disco debut, del que se desprenden temas como Porro maracatu y Agreste.

Oye mujer se grabó antes de la pandemia en Río de Janeiro, bajo la producción de Kassin (Jorge Ben, Bebel Gilberto, Caetano Veloso). Cuenta con la participación del bajista de Nueva York Pat Swoboda e invitados como Betsayda Machado y Mesticanto (Venezuela), Spok y Lucas dos Prazeres (Brasil), y Eliot Krimsky (Estados Unidos).

Abre con Misterio, oda a la sexualidad que promueve el amor propio y la satisfacción de la mujer. Habla de este punto de empoderamiento que estamos teniendo sobre nuestros cuerpos y cómo esa emancipación se tiene que traducir a la música y a la industria musical, porque la sexualidad femenina es muy común en la industria, pero casi todas las canciones nos cosifican y están creadas desde la visión del hombre, dijo Serna.

Nobreza, tema en portugués lanzado el 22 de mayo, con un video animado debido a las restricciones del distanciamiento social, resalta la alegría del pueblo de Brasil pese a las vicisitudes: La gente que lucha diariamente para hacer lo suyo, pero nunca pierde la fe, dijo su intérprete y coautora, Klaus.

Música sin fronteras

Mafer, quien interpreta el merengue Inmigrante, lo destacó como reivindicación de la imagen de la migración compuesta en momentos de tensión en las fronteras de Colombia, Estados Unidos y Brasil.

Inmigrante, valiente caminante, forzado a aprender sin tiempo en la mano, dice parte de su coro.

Es el primer merengue del grupo, que buscó darle un toque original incluyendo clarinete en lugar de trompetas.

LADAMA nació de la necesidad de inspirar a jóvenes poco privilegiadas. Serna relató que cuando se conocieron, en 2014, en un campamento musical, Mafer les habló de las niñas y adolescentes de su barrio que quedaban embarazadas, problema común en las zonas pobres de Latinoamérica y otras partes del mundo. Ella quería proponer algo para contrarrestar eso, dijo Serna. “Vernos a nosotras con nuestros instrumentos podría ser un ejemplo de un referente diferente y que ellas dijeran ‘bueno, mi realidad y mi futuro no tiene que ser convertirme en madre, sino podría ser músico y viajar, sola’. Esa fue la necesidad de que naciera LADAMA”, asegura.

Para Lucas, unirse al colectivo se sintió muy orgánico desde el principio. No habla español como las demás, pero comparten el idioma universal de la música.

Toda nuestra música está muy enraizada en las tradiciones afroindígenas de América y mi experiencia es igual, pues siendo del sur de Estados Unidos, de Saint Louis, crecí con blues y jazz y música gospel y crecí en una tradición oral y de improvisación también, dijo en inglés. Así que para mí no es descabellado trabajar con personas de otras culturas, aun cuando la música sea un poco diferente.

Para Mafer, “hemos tenido la fortuna de trabajar con colaboradores –en este caso productores, mánagers, sello disquero, publicistas– que nos han permitido ser”, dijo.