La economía necesitará apoyos para la recuperación por al menos un año, incluso hasta por dos y medio más, a medida que enfrenta un espacio fiscal acotado para atender pobreza, desigualdad y falta de crecimiento, por ello se debe pensar en adelante en la política de austeridad, expuso Arturo Herrera, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHPC).

El funcionario mexicano retomó las recomendaciones de Gita Gopinath, economista en jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), y aseguró que si bien no ahora, en medio de la crisis, sino más adelante, se debe ir trabajando en la consolidación fiscal –reducir déficits y deuda–, una de las políticas base del neoliberalismo.

Agregó que dada la incertidumbre en los mercados a inicios de marzo el tipo de cambio pasó de 19 pesos por dólar a 25 y afectó el 30 por ciento de la deuda mexicana en moneda extranjera. Como resultado, incuso antes de que México empezara a pensar en estímulos fiscales nuestra deuda se elevó 7 por ciento (como proporción del PIB) limitando muy fuerte nuestra habilidad de encarar la pandemia, explicó.

Recalcó que la crisis no será tres meses de cierre y luego la recuperación, al menos hasta que no haya un tratamiento, por lo que se necesita recalibrar el cronograma. No sólo es proveer soporte a la economía ahora, sino para los próximos dos años, dijo en una reunión convocada por el G-20 en la que también participaron Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y David Malpass, presidente del Banco Mundial.

Georgieva subrayó que pese a todas las medidas de apoyo que se han dado en la coyuntura, las pérdidas entre 2020 y 2021 rebasarán los 12 billones de dólares, equivalentes al PIB de Japón, Alemania, Italia y España. El golpe más severo lo resentirán las economías en desarrollo.

▲ La crisis no será tres meses de cierre y luego la recuperación, advierte Arturo Herrera.Foto de la cuenta de Twitter del funcionario

Se detuvo en el caso argentino, luego de Mohamed Al Jadaam, ministro de Finanzas de Arabia Saudí, se pronunció por restructurar la deuda soberana de manera sostenible, de la mano de acreedores del sector privado, como en Argentina. Kristalina secundó en el caso de la economía sudamericana y dijo que se debe hacer una restructuración país por país para aquellos que simplemente no pueden salir del agua sin una acción determinada.

Por su parte, David Malpass recalcó que los alivios al costo financiero de la deuda que se han logrado para los países más pobres deben prolongarse hasta 2021, dadas la severidad y larga duración de la crisis. En un inicio se acordó sólo para 2020. No sólo necesitamos reducir el servicio de la deuda hoy, sino hacerlo mañana y de manera permanente. Esto creará luz al final del túnel de deuda para varios países, agregó.

Recalcó que también en algunos países el golpe más duro es la sistemática reducción de las calificaciones crediticias.

Para algunos de los países más pobres, más afectados y más endeudados, una reducción sistemática de las existencias de deuda soberana es la única forma de reiniciar el crecimiento, hacer que las nuevas inversiones sean posibles y rentables, y evitar una trampa de pobreza aún más larga, agregó.