Lunes 8 de junio de 2020, p. 9
El temor de no estar más con su esposa y su hija orilló a Alberto a buscar ayuda para dejar de ser violento. Al principio creía que su nivel de agresividad era normal
, pero después de acudir a terapias fue consciente de que ejercía violencia emocional, física, económica y sexual contra su pareja. Él forma parte de los grupos terapéuticos que promueve la organización Género y Desarrollo (Gendes) para atender a hombres violentos.
Debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19, las reuniones son a través de Internet y desde el 23 de marzo pasado la organización habilitó la línea telefónica 5264 2011 para ayudar a otros que no tienen a dónde recurrir; a la fecha ha recibido 150 llamadas.
Alberto, de 29 años, llegó a Gendes hace año y medio cuando se incrementaron los conflictos con su pareja. En las discusiones había gritos, insultos, golpes en la pared y agresiones físicas. Llegué a los grupos de atención con la idea errónea de que era poco violento y que agredía porque me hacían enojar
, mencionó en entrevista. En las terapias grupales logró reconocer las violencias, algunas de ellas aprendidas en su hogar, y también a identificar las señales en su cuerpo que le indican que está a punto de ser agresivo.
Muchas veces, antes de estallar aprieto la mandíbula y las manos
dijo. En cuanto lo detecto empiezo a hacer respiraciones para tranquilizarme o le digo a mi pareja que no quiero hablar o me retiro.
Cuando logra alejarse hay un alivio
, pero cuando no, aunque las agresiones no son al nivel de antes de las terapias, se activa el sentimiento de culpa y tristeza, de que vuelvo a cometer el mismo error. Son muchas emociones
.
Hugo Barbosa, responsable del programa de atención en Gendes, expuso que de las llamadas que reciben, 80 por ciento son de hombres de entre 35 y 40 años, y principalmente hablan porque en algún momento de su relación de pareja cometieron violencia y con el confinamiento se agudizó el problema.
Sobre el tipo de agresiones reportadas están, primero, la emocional, luego la física y sexual. Indicó que cuando suceden estas dos últimas, lo primero que hacen los terapeutas es preguntar cómo está la persona agredida, después hablar sobre cómo se siente quien llama y tranquilizarlo para que no vaya a cometer un acto imprudente
, como buscar a su pareja y coaccionarla. Se les invita a tomar terapia, aunque sólo 30 por ciento ha aceptado.
Parte del tratamiento es enseñar a los hombres a reconocer sensaciones que anteceden a la agresión y así puedan alejarse.