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Mecenazgos, ausentes en la era de Covid-19

D

esde hace siglos, una forma que han tenido los artistas y científicos para realizar su trabajo ha sido contar con el apoyo de personas o instituciones con enormes recursos monetarios. Esta práctica se remonta a la Roma del emperador César Augusto. Uno de sus consejeros, Cayo Cilnio Mecenas, destacó por defender e impulsar las artes, especialmente de los jóvenes talentos.

En la Edad Media, el mecenazgo adquirió especial importancia gracias a quienes atesoraban poder y fortuna: papas, cardenales, comerciantes, banqueros y realezas. Grandes pintores y escultores, escritores y músicos, tuvieron protección y lo necesario para realizar sus trabajos. También sirvió a los donantes para ganar prestigio social y poder político. No pocos de los beneficiados terminaron más como servidumbre del patrocinador que como personas independientes con patrimonio propio.

En la era moderna, el mecenazgo está a cargo de las inmensas fortunas creadas por la Revolución Industrial, la especulación financiera y las trasnacionales. Además de los artistas, se extendió a instituciones y a quienes trabajan en pro del mejoramiento social, la cultura y la ciencia. Por lo general, los dineros dedicados a estos apoyos son deducibles de impuestos y los donantes obtienen prestigio social.

Esos apoyos hacen posible hoy, en muchos países, el funcionamiento de recintos culturales, como museos y teatros, donde se puede disfrutar ballet, ópera, conciertos y otras expresiones culturales. Igualmente, apoyar institutos de investigación científica.

Con la irrupción del nuevo coronavirus, los dueños de los negocios más prósperos del mundo contribuyen con un poco de su fortuna a buscar una vacuna contra la pandemia o a dotar de lo indispensable a los centros de salud. Igual lo hacen luminarias del mundo artístico.

Varios mexicanos aparecen en la lista de los más ricos del planeta. Es lamentable que, con excepciones, sus nombres no destaquen como donantes para luchar contra el Covid-19. Ello indica que su prioridad es conservar sus fortunas, no la salud de quienes las hicieron posibles y están expuestos a ser víctimas de la pandemia.