Lunes 6 de abril de 2020, p. 33
La necesidad de comer e ir sorteando la situación
ha llevado a amas de casa, boleros, comerciantes y trabajadores de la construcción a salir de su casa en busca de mercancía, realizar un trámite o simplemente despejarse por el bombardeo
de información sobre la emergencia sanitaria por Covid-19.
María Guadalupe González Martínez: La urgencia de comprar mis materiales para las bolsas que vendo en Acayucan, Hidalgo, me llevó desde tempranito a La Merced porque no tengo quién me dé dinero ni otra forma de mantenerme. Así que me vine temprano y apenitas alcancé a llegar para comprar todas mis cosas, porque mañana dejarán de trabajar por este virus que nos tiene a todos en casa. De no haber venido no hubiera tenido para vender y tampoco puedo quedarme sin comer, cuando voy menos que al día.
Micaela Tovar: Tuve que salir temprano de mi casa en Neza porque tengo que hacer un trámite en Tizayuca, Hidalgo, y me encomiendo a Dios, quien es el único que sabe qué está pasando. Nuestros pastores nos han dicho que seamos prudentes, pero allá en la casa la gente sale como si nada; no ha tomado conciencia de la situación que estamos viviendo, algunos por necesidad de trabajar, otros por urgencia para un trámite, y unos más porque les da igual. Esta situación me ha pegado duro porque ya dejé de vender. Tuvimos que cerrar pero confío en que saldré adelante junto con mi esposo.
Ángel N: Soy trabajador en una construcción privada. Hasta ahorita la obra continúa y el salario sigue cayéndome. Ojalá la situación no se ponga peor con este virus, que parece sacado de las historias de una guerra bacteriológica, porque sólo vivo de mi trabajo, el cual han perdido cientos de personas. Desde diciembre he tenido una tos que no me deja, ya fui a checar que no es coronavirus, pero me cuido. Ahorita me vine a dar una vuelta para despejarme porque por todos lados te sacan información de esta pandemia y lo único real que sabes es el número de muertos y contagiados, que cada día va subiendo.
Verónica Mar: El riesgo de contagio es grande, pero cuando tienes una necesidad sales para atenderla. Hoy vine de Córdoba, Veracruz, a la Plaza de la Computación, y mi sorpresa fue muy grande porque está cerrada, y no sólo gasté 600 pesos para el camión, sino que tuve que usar el transporte público también para llegar al Centro, para nada. Ya ahorita me regresó para allá, donde las cosas están tranquilas y la gente todavía anda en la calle. Aquí no, son muy pocas. Esta cosa del virus, sin embargo, ha provocado que las cosas suban hasta más de 50 por ciento de su precio, lo cual no se vale porque mucha gente vive con un salario mínimo. En mi caso, el dinero que me envían mis hijos tengo que distribuirlo en el mes y no la veo llegar.
Tomás Pérez: Desde hace ocho años boleo el calzado de empleados del gobierno y del Congreso aquí en los portales (de la Plaza de la Constitución), pero el Covid-19 nos ha llevado a caminar en una ciudad fantasma, pero cuando no tienes dinero, sales a ganarte la vida o te mueres de hambre. La falta de trabajo me ha llevado a ganar entre 60 y 75 pesos, cuando llegó a tres boleadas, pero también tienes que cuidarte de los malosos, que andan viendo a quien atracan para quitarle los pocos centavos ganados de manera honrada.
Fotos: Laura Gómez Flores