Las protestas, desde los balcones
Exigen al rey de España donar los 65 millones de euros de la herencia a la cual renunció
Jueves 19 de marzo de 2020, p. 23
Madrid. Miles de españoles participaron ayer en cacerolazos contra el rey Felipe VI, con la finalidad de expresar su hartazgo ante los escándalos de corrupción en la monarquía.
El rey es cuestionado por haber anunciado, en pleno estado de alerta
por la pandemia del Covid-19, la ruptura con su padre, el rey emérito Juan Carlos de Borbón, quien es investigado por la fiscalía suiza en un turbio caso de pago de comisiones ilegales en la construcción del tren de alta velocidad a La Meca.
Convocados en redes sociales, y también por políticos de izquierda como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y representantes del independentismo catalán, miles de ciudadanos en todo el país, confinados en sus casas por la cuarentena obligatoria, se citaron a las 12 del día para expresar su malestar con la monarquía. El primer llamado tuvo un seguimiento desigual, en Madrid el respaldo fue mínimo, mientras en las principales ciudades catalanas fue mayor.
Pero más noche, en redes sociales se hizo otra convocatoria a las nueve de la noche, que coincidió con el mensaje a la nación que dio el monarca con motivo de la crisis por la pandemia. Mientras en los medios de comunicación aparecía Felipe VI pronunciando su discurso, en ventanas y balcones miles de ciudadanos hacían sonar sus cacerolas para que se escuchara su profundo malestar con una institución cada vez más cuestionada. En Madrid el estruendo se intercalaba con gritos de Borbones, ladrones
. Sinvergüenzas
y gobierno, dimisión
.
La protesta también sirvió para expresar el rechazo de muchos ciudadanos a la negligencia del gobierno para afrontar esta crisis de salud, sobre todo por la tardanza en la respuesta y lo equivocado de las medidas.
Felipe VI no hizo ninguna alusión a la situación en la que está inmersa la casa real tras conocerse que su padre le había nombrado heredero de un fondo de 65 millones de euros depositado en un paraíso fiscal y que presuntamente procede del pago de comisiones ilícitas tras su intervención en la adjudicación de los contratos para el proyecto del tren, auspiciado por el gobierno de Arabia Saudita.
Una de las exigencias más repetidas en los cacerolazos contra el rey fue que donara los millones de euros a los que renunció a la sanidad pública española.