En una mezcla de orgullo y melancolía, Esmeralda La Joya Moreno dejará el boxeo después de 17 años de entrega y sacrificio. El oficio que la hizo vivir los momentos más emotivos de su vida sobre el cuadrilátero, pero también episodios en donde se dio de frente con la desigualdad y el sexismo de un oficio que fue considerado territorio exclusivo de los hombres.

Dejará este año el boxeo para concentrar sus energías en su trabajo en una secundaria de Ciudad Nezahualcóyotl, en un entorno vulnerable, con riesgo de adicciones y violencia. Me voy del boxeo con la felicidad de lo que conseguí peleando en el cuadrilátero, suspira La Joya; pero también con la amargura de lo que tuve que enfrentar como mujer, los salarios injustos, muy por debajo de lo que pagan a los hombres, el trato indigno al trabajo que las peleadoras hacemos igual, o mejor incluso, que ellos.

Cuando evoca los mejores momentos de su vida de boxeadora es inevitable que recuerde el campeonato mundial minimosca del Consejo Mundial de Boxeo que ganó en dos ocasiones. Los combates furiosos que libró ante rivales como Ibeth Zamora y Yéssica Chávez.

Incluso la derrota en 2007, cuando La Joya era una peleadora con poca experiencia y enfrentó a la experimentada Alesia Graf en Alemania. Perdió, pero se fue con el reconocimiento tanto de la rival como del público por la exhibición de coraje que dio la mexicana ante una adversaria con mayor peso y estatura.

Perdí el entusiasmo, dice con pesar; no por el entrenamiento y la disciplina, eso me gusta, sino por el maltrato a las mujeres en un negocio donde nosotras hacemos el mismo esfuerzo. Tener que luchar siempre contra eso, con las promotoras, con los pagos para cada pelea, para ser incluida en una cartelera, siempre todo en contra. Me voy con un poco de melancolía.

▲ Esmeralda Moreno asegura que deja los guantes por el trato indigno que reciben las boxeadoras.Foto tomada de su Facebook

Esmeralda es licenciada en seguridad ciudadana por la Universidad Autónoma del Estado de México; ahora trabaja de prefecta en una secundaria de su localidad. Planea cursar una maestría para integrarse a la plantilla docente de la escuela.

Ahora pretende aprovechar la popularidad que tiene en su comunidad para desarrollar proyectos de prevención social en los jóvenes.

“Ser La Joya me ha permitido acercarme a adolescentes en un entorno con mucha violencia y drogas”, cuenta Esmeralda; parte de mi proyecto es instalar un pequeño gimnasio y enseñarles boxeo como medio de prevención social. Ahora estoy buscando patrocinios para poder crear ese espacio de entrenamiento.

Los alumnos de la secundaria donde trabaja Esmeralda se emocionan con la otra vida de la prefecta. No comprenden cómo es que una boxeadora profesional, ex campeona mundial en dos ocasiones, cuyos combates han sido televisados, sea prefecta en una escuela.

Tienen muy arraigada la imagen de que los boxeadores con fama tienen mucho dinero, dice divertida; “les encanta saber que salgo en la tele y he peleado en varios países, pero les explico las situaciones del boxeo femenil y como cualquiera tenemos que trabajar para vivir”.