Beirut. Enfrentamientos entre manifestantes y policías con saldo de al menos 70 heridos estallaron ayer en Beirut, en un contexto de meses de protestas contra una clase política vista por la ciudadanía como incompetente y corrupta.

La policía recurrió ayer a balas de goma y cañones de agua para dispersar a los manifestantes antigubernamentales reunidos en una avenida que conduce al Parlamento, cerca de la Plaza de los Mártires, epicentro del movimiento de protesta que empezó el 17 de octubre.

Por segunda tarde consecutiva, y al grito de ¡revolución, revolución!, los manifestantes arrojaron piedras y petardos al bloqueo de la policía antidisturbios.

Los uniformados replicaron con gas lacrimógeno, chorros de agua a presión y balas de goma, indicó un reportero de la agencia Afp.

La Cruz Roja libanesa dio un balance inicial de al menos 70 heridos, 30 de ellos hospitalizados.

Entre los lesionados hay dos periodistas, según la agencia oficial de noticias ANI, mientras la televisora Al Jadeed anunció que uno de sus camarógrafos había resultado herido por una bala de goma.

En tres meses de protesta, la ira ha crecido entre los manifestantes que castigan la inercia de los líderes: la crisis económica empeora con despidos masivos, restricciones bancarias drásticas y una fuerte depreciación de la libra libanesa.

La capital libanesa experimentó el sábado un nivel de violencia sin precedente desde el comienzo de las movilizaciones con enfrentamientos que dejaron al menos 377 heridos, según la Cruz Roja libanesa y la defensa civil.

Las marchas se exacerbaron en las últimas semanas al empeorar la crisis económica y también por la incapacidad de las autoridades para formar gobierno, más de dos meses después de la dimisión del primer ministro Rafic Hariri.

En los últimos días los manifestantes atacaron varios bancos, acusados de ser cómplices del poder, en el barrio Hamra de Beirut.

Líbano tiene una deuda de casi 90 mil millones de dólares, más de 150 por ciento de su PIB, y el Banco Mundial advirtió en noviembre que las tasas de pobreza podrían alcanzar 50 por ciento.