Ciudad del Vaticano. El papa Francisco advirtió ayer que los migrantes que huyen de la injusticia con la esperanza de encontrar una vida mejor se encuentran con muros de indiferencia, en su mensaje del día de Navidad. El jerarca religioso ofreció un mensaje de esperanza contra la oscuridad en los corazones humanos que conducen a la persecución religiosa, la injusticia socialy en los conflictos en gran parte del mundo, desde Medio Oriente hasta América y África.

Durante su séptimo mensaje de Navidad, seguido de la bendición urbi et orbi (a la ciudad y al mundo), el Papa, de 83 años, quien ha sido denostado por los políticos populistas por su defensa de los refugiados y migrantes, dedicó parte de su discurso a la difícil situación de éstos.

Es la injusticia lo que los hace cruzar desiertos y mares que a la vez se convierten en cementerios. Es la injusticia que los obliga a soportar formas indescriptibles de abuso, esclavitud de todo tipo y tortura en campos de detención inhumanos, señaló.

Este mes, Jorge Mario Bergoglio pidió el cierre de los campos de detención de migrantes en Libia.

Es la injusticia lo que los aleja de los lugares donde podrían tener la esperanza de una vida digna, acusó Francisco.

También pidió por la paz en Tierra Santa, Siria, Líbano, Yemen, Irak, Venezuela, Ucrania y varios países africanos.

Dedicó unas palabras a Venezuela, al pedir que el pequeño Niño de Belén reanime al querido pueblo venezolano, probado largamente por tensiones políticas y sociales, y no le haga faltar el auxilio que necesita.

Exhortó a la comunidad internacional a garantizar la seguridad en Oriente Medio, sobre todo en Siria.

Alabó los esfuerzos de cuantos se están prodigando para favorecer la justicia y la reconciliación, y se desvelan para superar las diversas crisis y las numerosas formas de pobreza que ofenden la dignidad de cada persona.

Llamó a lograr una solución a la crisis política en Líbano, país de armoniosa coexistencia.

Al hablar de las diversas zonas del planeta en conflicto, el Papa destacó que los habitantes de la Tierra Santa aguardan días de paz, de seguridad y de prosperidad, y mencionó también las tensiones sociales en Irak y la grave crisis humanitaria que hay en Yemen. Hizo una referencia a Ucrania que aspira a soluciones concretas para alcanzar una paz duradera.

El hilo conductor de su discurso en la Plaza de San Pedro y ante los millones de personas que vieron o escucharon la transmisión en todo el mundo, es que el cambio comienza en los corazones.

El Papa se refirió a la persecución contra los cristianos por grupos militantes en Burkina Faso, Mali, Níger y Nigeria.