La violencia de género es una de las conductas más preocupantes entre la comunidad del IPN, alertó un protocolo emitido por las autoridades de esa casa de estudio para prevenir, detectar, atender y sancionar este tipo de prácticas dentro de sus instalaciones escolares e investigación que tiene en varias entidades del país.

El documento identifica a este tipo de violencia como una emergencia nacional que está presente en todos los ámbitos de la sociedad mexicana, transgrediendo con ello los derechos humanos y dañando severamente la convivencia social.

Es una práctica común que vulnera el derecho de las personas, mayoritariamente de las mujeres, a vivir con libertad y autonomía, la cual está arraigada en la cultura nacional de manera casi imperceptible, pero con efectos que van desde lo sutil a lo profundamente lacerante, asegura el texto de 28 artículos publicado en la Gaceta Politécnica.

Aun cuando el director general del IPN, Mario Alberto Rodríguez Casas, ha expresado ante el Consejo General Consultivo del instituto su preocupación por esta lamentable práctica en las actividades cotidianas de la comunidad politécnica, señalando que habrá una política de cero tolerancia a este tipo de violencia, la institución carece de un diagnóstico preciso, con cifras y datos de toda la casa de estudio en su conjunto, respecto al número de denuncias, actuación de las autoridades y tipos de sanciones que se establecen, como sí existe en otras instituciones como la UNAM.

El protocolo indica un amplio programa de sensibilización de dicho problema, en la que la totalidad del personal del IPN debe recibir capacitación acorde a las necesidades de cada dependencia, así como el alumnado desde su ingreso y durante la permanencia en la institución.

Además, se advierte que debido a su gravedad, queda prohibida la implementación de prácticas de conciliación y mediación.