Mientras pocos ex trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex) gozan de pensiones que llegan a ser hasta de 300 por ciento respecto de su último sueldo, la mayoría de los mexicanos que cotizan bajo el régimen de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore) se preparan para la realidad: buscar cómo sobrevivir en su vejez con apenas una tercera parte de su último salario.

Según la Auditoría Superior de la Federación, los ex trabajadores petroleros con ese beneficio son pocos, toda vez que de las 17 mil 329 pensiones pagadas por Pemex de 2015 a 2018, 92.7 por ciento se retiró con una tasa de remplazo de entre 10 y 100 por ciento, mientras sólo 7.3 con una de entre 101 y 300 por ciento.

Para dimensionar, si un trabajador de Pemex con un salario de 10 mil pesos al mes logró jubilarse con una tasa de remplazo de 300 por ciento bajo el antiguo régimen de beneficio definido, tendrá una pensión mensual de 30 mil. En contraste, con el sistema de cuentas individuales un empleado con el mismo sueldo que no tuvo ahorro voluntario se irá con una de 3 mil 300.

Se estima que la pensión promedio de los trabajadores de Pemex es de alrededor de 40 mil pesos mensuales, mientras la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro espera que dos de cada tres jubilados del esquema de cuentas individuales se retire con apenas 3 mil 200.

Para Gustavo Leal, experto en temas de seguridad social de la Universidad Autónoma Metropolitana, el esquema de capitalización individual, es decir, el que entró en 1997 con el régimen de las Afore, ha dado muestras irrefutables de que no es viable, por lo que se necesita una reforma innovadora y no con propuestas simplonas y ocurrencias, como elevar la edad de retiro.

En números concretos, según la Cuenta Pública 2018 de la ASF, 48 por ciento de jubilados de Pemex tiene una pensión de entre 10 y 20 mil pesos, mientras los montos más bajos, inferiores a mil pesos, los tienen sólo 0.1 por ciento de ex trabajadores.

Los montos más altos se ubicaron entre 60 mil y 200 mil pesos, y fueron otorgados a 3.5 por ciento de jubilados de la empresa productiva del Estado.

De acuerdo con Jorge Sánchez Tello, director del Programa de Investigación Aplicada de la Fundación de Estudios Financieros, la diferencia que existe entre las pensiones del viejo sistema y el actual es parte del fracaso público del sistema de pensiones mexicano y exhibe la poca transparencia que durante décadas ha tenido.