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La muestra

Dogman

P

erros de reserva. Basada en un suceso real acaecido en la Italia de los años 80, Dogman: el despertar de la fiera (Dogman, 2018), de Matteo Garrone, refiere la historia de Marcello (Marcello Fonte), un apacible peluquero de perros que paulatinamente ve trastornada su existencia por el regreso de Simone (Edoardo Pesce), un viejo amigo, ex boxeador y cocainómano, que sale de prisión dispuesto a hacerle la vida imposible a todo aquel que contraríe sus reiterados abusos y caprichos. El escuálido buen Marcello, compañero de juegos y deportes subacuáticos de Alida (Alida Baldari), su pequeña hija, y adorador de mascotas, es la última persona que podría importunar al masivo energúmeno detestado ya por todos los lugareños. Por el contrario, procura pacientemente hacer magros negocios con él, conseguirle algo de droga, tolerar sus excesos y su ingratitud crónica, con la esperanza de tal vez algún día poder domesticarlo (reto monumental) como a un mastín o a un doberman rabioso.

En la Italia actual, y tomando en cuenta la trayectoria del realizador de Gomorra (2008) y El embalsamador (2001), esta parábola moral adquiere inevitables tintes políticos: resulta ingrato y harto azaroso pretender domar a un delincuente común o a un mafioso político cuando ha optado por la intolerancia y los extremos. Garrone, formidable explorador del submundo de las mafias y la corrupción política, abandona la gran radiografía social, permanece fiel a sus escenarios desolados de barriadas populares cercanas a la playa, y concentra su atención en un relato casi intimista de un ciudadano común que en poco tiempo pasa de la serenidad y la bonhomía a un impulso de revancha de la dimensión y peso de la propia bestia humana que es su incontrolable amigo Simone.

Marcello, insólita alma noble en un medio mafioso muy violento, es capaz incluso de pasar un año en la cárcel antes que denunciar las fechorías de Simone, a quien, pese a todo, sigue considerando su amigo. Sin embargo, cuando los férreos códigos de la lealtad se rompen o violentan, el peluquero que ha salvado a un perro de una muerte segura en el congelador en que ha sido encerrado, puede también dar un violento escarmiento al hombre que se ha transformado en una bestia salvaje. La relectura novedosa de este encuentro de Marcello y Simone como variantes de David y Goliat en el mundo de las drogas, permite a Matteo Garrone desplegar al máximo sus recursos narrativos en un manejo notable de la ironía y el suspenso. La indignación moral, ese sentimiento que paulatinamente va ganando el ánimo de Marcello, y que tanto se asemeja al de sus vecinos, como él, agraviados, tiene alcances insospechados y perturbadores. En el mundo actual, la lección política que entraña Dogman es una evidencia para todo aquel espectador que quiera comprenderla.

Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional a las 12:15 y 18 horas.

Twitter: @Carlos.Bonfil1