Santiago. Multitudinarias manifestaciones, incendios, saqueos y enfrentamientos en varias ciudades de Chile marcaron el paro nacional convocado ayer por un centenar de organizaciones sociales para presionar al gobierno del presidente Sebastián Piñera a buscar una nueva Constitución que desmonte el actual modelo económico.

Al cierre de esta edición, Piñera descartó convocar a un plebiscito constitucional e insistió en llamar a todos los sectores de la población a lograr un acuerdo de paz y justicia para la crisis que vive Chile desde hace tres semanas, aunque no dio detalles de cómo hacerlo.

En el presidencial Palacio de La Moneda, el mandatario conservador también pidió a las autoridades levantar querellas ante la justicia, a partir de hoy, contra los responsables de violaciones a los derechos humanos en las protestas. También convocó a los policías retirados a reintegrase a los cuerpos de Carabineros y la policía de investigaciones para reforzar las tareas se seguridad en las calles.

Durante esta jornada, miles de manifestantes se congregaron desde la mañana en la santiagueña Plaza de la Dignidad, que hasta el sábado pasado se llamaba Plaza Italia, con bombos, silbatos y banderas chilenas o de las asociaciones gremiales para marchar pacíficamente hasta las sedes de la Central Unitaria de Trabajadores y la casa de gobierno. Escuelas públicas y empresas se sumaron al paro, algunas por razones de seguridad.

Los organizadores de la movilización indicaron que 300 mil personas se manifestaron, mientras las autoridades capitalinas reportaron la presencia de 80 mil.

Por la tarde, al finalizar la gran marcha, comenzaron los enfrentamientos entre encapuchados y carabineros en distintos puntos del centro de la capital. Los combates duraron hasta el anochecer; hubo saqueos y quemaron la iglesia La Veracruz, en el barrio turístico de Lastarria.

Un grupo de manifestantes trató de irrumpir en la embajada de Argentina, por lo que la misión diplomática fue desalojada.

En la sureña ciudad de Concepción, manifestantes incendiaron la sede del gobierno regional y se enfrentaron a la policía, mientras varias tiendas fueron saqueadas y el registro civil de Viña del Mar fue incendiado.

El Congreso, instalado en la céntrica ciudad de Valparaíso, suspendió las sesiones debido a los choques entre carabineros y manifestantes. En Antofagasta, capital regional del desierto de Atacama, manifestantes incendiaron la farmacia Cruz Verde.

Las protestas y el paro general se dan luego de que Piñera anunció el inicio de un proceso para reformar la Constitución, que se mantiene como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet, la entrada del libre mercado y la privatización los servicios públicos.

El mandatario explicó que el cambio no lo hará una Asamblea Constituyente, como piden los manifestantes con la intención de buscar una mayor participación ciudadana en el gobierno– sino con un Congreso Constituyente, cuyos detalles y composición aún no define.

Las protestas estallaron el 17 de octubre por el incremento al boleto del Metro –el cuarto en unos meses– pero escalaron hasta denunciar la desigualdad social.

En esta jornada el peso chileno se desplomó 3.1 por ciento y alcanzó su valor mínimo histórico ante el dólar al cotizarse 783.82 unidades por billete verde, mientras la Bolsa de Comercio de Santiago cayó 1.57 por ciento en medio de los temores sobre los efectos en la economía por la extensión de esta crisis social en el país, que cumple 26 días.