Domingo 29 de septiembre de 2019, p. 30
Aproximadamente la tercera parte de la población mundial sufrirá algún trastorno mental en un momento de su vida, principalmente ansiedad y depresión, y sus costos directos e indirectos representan hasta cuatro por ciento del producto interno bruto (PIB) en países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de acuerdo con María Elena Medina Mora-Icaza, doctora honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la conferencia La crisis de la salud mental. El papel de la salud global
, explicó que aunque se piensa que no hay mortalidad prematura por estas afecciones, sí la hay. Las personas con trastornos graves mueren entre 15 y 20 años antes de la esperanza de vida porque no se les atiende la comorbilidad; no hay comunicación clara entre quienes viven esta experiencia, los médicos y las instituciones. Esta situación se ha modificado con la sicología de la salud
, dijo la especialista.
Añadió que que estos trastornos también significan 16 por ciento de todos los días perdidos por problemas de salud y 34 por ciento de la discapacidad. En su opinión, es necesario que la atención a la salud mental sea una prioridad.
En el país, el presupuesto para atender la salud mental es de dos por ciento de los recursos totales para el sector salud. La manera como se invierte no es la mejor, pues 80 por ciento de esos recursos se destina a hospitales de larga estancia para cuidar pacientes que son abandonados
, agregó.
Medina Mora-Icaza indicó que desde la perspectiva de la salud global es recomendable atender a esta población en hospitales generales que tienen siquiatras y otros servicios de salud a su alrededor, además de contar con agentes comunitarios para dar seguimiento a los casos.
Nuestro sistema de salud sigue pensando en enfermedades infecciosas, no en las crónicas. Llegas al hospital en una crisis por un intento de suicidio y te atienden por los daños a tu organismo, pero poco se hace por la salud mental de la persona
, expresó.
Resaltó que otra tarea es trabajar por el respeto a los derechos humanos de estos pacientes y que se mantengan dentro de sus comunidades, pues muchos son abandonados en hospitales siquiátricos.