ada 29 de septiembre, durante los pasados 10 años, la campaña nacional Sin Maíz No Hay País ha celebrado el Día Nacional del Maíz. La campaña es una articulación de organizaciones campesinas, defensores de derechos humanos y colectividades dedicadas al cuidado de los bienes comunes y del medio ambiente, así como a la defensa de la tierra y de los territorios. Es una red de redes viva y actuante, que en los pasados 12 años ha impulsado la soberanía alimentaria y arraigado su presencia mediante décadas de lucha social por el campo, sus campesinos y comunidades.
La celebración del Día Nacional del Maíz se ha convertido en un día central para mostrar el relieve que esta planta tiene en la vida de nuestra nación. Es pertinente recordar que México es el centro de origen del maíz, en el que se dio un proceso histórico de constitución de lo que hoy conocemos como milpa: pequeño ecosistema capaz de producir alimentos suficientes y sustentables para alimentarnos, como maíz, calabazas, chile, jitomate y demás plantas comestibles que conviven en ese sistema.
Sobre éste se forjó buena parte del desarrollo histórico de Mesoamérica y se generó en la región un sentido simbólico, espiritual y social, imprescindible en la construcción de la vida de pueblos y comunidades. Durante todos estos años esas celebraciones –que se caracterizan por revalorizar al maíz como elemento clave para hacer frente a las crisis que hoy enfrentamos en todas sus dimensiones: derechos humanos, climática y económica; en pocas palabras, la crisis de la civilización occidental–, se han multiplicado en muchas partes del país e incluso en la mayor parte de Centroamérica.
La milpa en su conjunto, con sus maíces diversos, es piedra de toque y esperanza para transformar a la nación. La diversidad de actores que han mostrado interés en la protección del grano ha realizado acciones trascendentes en el campo judicial. Tal es el caso de la Colectividad en Defensa del Maíz Nativo, conformada por personas y organizaciones dedicadas a este cultivo, quienes interpusieron una demanda colectiva al constatar que desde los pasados dos sexenios existió la irresponsable contaminación de maíces nativos por granos transgénicos. Proceso judicial de más seis años de trabajo en defensa de nuestros derechos y por el cuidado de nuestros maíces frente a empresas trasnacionales.
Durante el sexenio pasado la Colectividad enfrentó además el litigio de instituciones del gobierno en contra de esta demanda. Recién más de 200 personas y 30 organizaciones solicitaron al Presidente un decreto para asegurar un México sin transgénicos y una política pública eficaz sobre medidas de bioseguridad (https://bit.ly/2lNEqnm). En continuidad con estos esfuerzos, saludamos que el Senado haya aprobado la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo, así como la declaración del Día Nacional del Maíz cada 29 de septiembre; lo que hace justicia a esta celebración surgida en la sociedad.
Por otro lado, son indudables los retos que enfrenta la 4T para hacer efectivos el respeto y protección de los campesinos en un cambio de régimen, focalizando esfuerzos hacia los pequeños y medianos productores, el cuidado de la naturaleza y la protección de las más de 64 razas de maíces nativos e infinitas variedades. Organizaciones sociales y movimientos campesinos seguiremos por ello impulsando el ejercicio efectivo de nuestra soberanía alimentaria, el rescate del campo, el ejercicio del derecho humano a la alimentación adecuada, y la urgente centralidad de la milpa en las políticas públicas del Estado en torno al desarrollo rural y agrícola. Además de reconocer que en el actual gobierno se da un lugar importante al campo, enmarcado en un proyecto de país acompañado de la prohibición de transgénicos.
Resulta muy importante estimular la participación de las mujeres y las juventudes en este objetivo de rescate del campo y defensa de la tierra y el territorio. Secretarías, como las encargadas del medio ambiente, la agricultura, el bienestar social y el desarrollo agrario tienen el reto de coordinarse entre sí para fortalecer esta estrategia: incentivar la producción campesina con perspectivas de género y de juventudes, interseccional e intergeneracional, encaminadas a brindar buenos y nutritivos alimentos a la población que habita o transita por el país, así como el cuidado y fortalecimiento de los territorios y la vida que en ellos surge. Porque de eso se trata, de apostarle a fortalecer al campo, el cual se abandonó en décadas pasadas, y con notable celeridad desde la entrada en vigor del TLCAN. Este año no faltará la celebración del maíz. Mediante diversos actos tendrá lugar desde las 10 y hasta las 18 horas en el Zócalo de la Ciudad de México. Desde ahí seguiremos diciendo contundentemente ¡Sin Maíz No Hay País!