Lo respaldan nueve oros en 2019
Sábado 21 de septiembre de 2019, p. a11
Ser medallista paralímpico es el sueño del nadador Diego López y va directo por ese camino a Tokio, aunque primero tendrá que asegurarlo y hacer un plan de entrenamiento que lo conduzca al podio el próximo año y mucho mejor que el de 2019, donde en dos meses ganó nueve medallas de oro, cinco en los Juegos Parapanamericanos de Lima y las cuatro recientes en el Mundial de Londres con plazas para México a la justa japonesa.
El mismo Diego se sorprende de su actuación, la cual atribuye al empeño que puso en las dobles sesiones de entrenamiento en la alberca del Centro Paralímpico (CP) guiado por Fernando Gutiérrez Vélez. No es un resultado de la noche a la mañana, sino el trabajo de cinco años con su grupo multidisciplinario que integra a los médicos Juan Alvarado y Agustín Martínez.
Un año muy bueno y no me cae el veinte de lo que he logrado
, reconoce el nadador que forma parte de la nueva generación en el deporte de silla de ruedas y comenzó a ganar sus primeras preseas de oro, plata y bronce en los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015 y el Mundial de Paranatación en la capital del país 2017. En los Paralímpicos de Río 2016, Diego terminó con un quinto lugar en los 50 metros estilo dorso.
Ahora, las condiciones son totalmente diferentes para el veracruzano que conquistó Londres con sus cuatro preseas de oro en 150 combinado, 50 dorso, 50 y 200 libre, una ciudad que lo marcó cuando la capital británica albergó los Juegos Paralímpicos en 2012.
Diego tenía 17 años y en su casa vio las competencias. Quedó fascinado de que habían competidores igual que él. “Hubo ese sueño y me dije ‘yo tengo que ir’”, relata el nadador que inició muy pequeño en una alberca del Seguro Social en Xalapa acompañado de sus padres Domingo López Salazar y Lucrecia Díaz Martínez, dos profesores de educación física que han salido adelante con su hijo que a los ocho de edad dejó de caminar por el síndrome Charcot Marie Tooth, enfermedad crónica degenerativa progresiva.
La delgadez en sus extremidades, platica el veracruzano, no lo acompleja. Acepta la discapacidad que contrasta con su fortaleza mental. El multicampeón maneja un carro adaptado a sus condiciones para trasladarse a la Universidad Anáhuac, donde cursa la carrera de negocios internacionales y realiza sesiones de seis y ocho horas en la alberca del CP, en Ciudad de México después de haber dejado el terruño hace un lustro.
Anhela ganar el Premio Nacional de Deportes 2019; esperemos que las nueve medallas y las plazas paralímpicas a México pesen un poco
, dice Diego, quien agradece el voto de confianza que le dan las autoridades deportivas, y más en Veracruz, donde pasan cosas malas, pero también tenemos que dar a conocer las cosas buenas
.