La obra de teatro La vida de Roth cuenta la historia de una mujer de clase media baja en la Ciudad de México, su relación con la sociedad, la familia y su dimensión emocional ante la agresión, el amor, las cosas que le gustan y las que le desagradan, refiere Gerardo del Razo, director de esa iniciativa escénica que concluye temporada en la sala Xavier Villaurrutia.

Desarrollada en un laboratorio escénico de creación colaborativa en dos años y medio, esta especie de ‘‘falso montaje infantil” cuenta con una ‘‘estética muy colorida, musical y coreográfica’’ en contrapunto ‘‘con el mundo de los problemas sociales y personales de la protagonista”, explica el también actor en entrevista con La Jornada.

La protagonista usa máscara, añade Del Razo: ‘‘Con la técnica que utilizamos, depende del gesto corporal que permite obviar la identidad sexual del intérprete y baja al cuerpo. Las emociones se manifiestan en términos físicos. La tristeza, como rasgo, se da según lo que esté trabajando el actor”.

Los diálogos, añade, son inusuales pues “es una obra de narrativa escénica. Nuestro personaje habla pero a través de los otros. Los protagonistas nunca mueven la boca ni se les escucha hablar. Los otros personajes expresan lo que dijeron. O es doblaje.

Gerardo del Razo destaca el interés del Colectivo Leviatán por explorar la palabra y la acción. ‘‘No es una obra donde los personajes se hablen en un contexto apartado, al contrario, todo lo que sucede es compartido con acotaciones hacia los espectadores”.

La compañía está integrada por Del Razo, en la dirección, y los actores Ari Albarrán, Emmanuel Lapin, Guillermo Revilla y Héctor Iván González.

“El proyecto fue pensado en una dinámica horizontal. Hicimos una serie de entrevistas e investigación documental que nos arrojaron situaciones que quisimos verter en el texto. Para la escritura y la creación escénica colaboramos todos, algo que casi no se estila en el teatro.’’

Esta manera de crear les resulta atractiva, pues dentro de las poéticas jóvenes que se están llevando a cabo no sólo aquí sino en el mundo ya se utiliza una participación distinta. Las opiniones son tomadas en cuenta y así hay una puesta en escena mucho más creativa. Todos los recursos son muy creativos, algunos pocos convencionales.

Sin embargo, la segunda parte de la obra, donde se define el conflicto hay una estructura muy tradicional, muy aristotélica, donde el personaje busca cómo resolverlo. Utilizamos la estructura tradicional pero no las formas usuales. Todas las historias ya han sido contadas, pero lo interesante es el cómo, dónde encontramos la vitalidad de la voz y lo creativo de este relato.

La vida de Roth concluye temporada en la sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte, estación Auditorio del Mtero). Últimas funciones: hoy a las 19 horas y el domingo a las 18 horas.