Hacer visible lo cotidiano es el propósito de Monstruopolitanos, obra del periodista y escritor Emiliano Pérez Cruz, quien mediante la crónica devela el estilo y las formas de vida en las poblaciones asentadas en el oriente de la capital mexicana.

Publicado por la editorial Molino de Letras, ese libro fue presentado en la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) de Oriente; participaron el autor, el pintor Alejandro Pérez Cruz, el crítico de cine Iván Farías y María Teresa Pérez Cruz, responsable de la biblioteca Alejandro Aura, instancia organizadora de ese acto.

Expansión despiadada

Pérez Cruz (Ciudad de México, 1955) precisó que el título de ese compendio de 28 crónicas es un homenaje a todos los que habitan en la monstruópolis en que se ha convertido la capital del país y logran sobrevivir a diario.

‘‘Monstruopolitanos somos todos nosotros, los que aquí vivimos, esa realidad invisible que de cinco a nueve de la mañana viaja en el Metro y los camiones para llegar a su trabajo; ese millón de personas que a diario pasa por la terminal del Metro Pantitlán”, explicó el periodista.

‘‘Somos monstruos que cotidianamente enfrentamos una realidad más allá de monstruosa. Si no fuéramos estos monstruos regresaríamos a casa más derrotados.

‘‘Pienso en las personas que todos los días pasan hasta cuatro horas en el transporte público para llegar a las fábricas en Tlalnepantla o la Central de Abasto. Si eso no es ser monstruo o tener ganas monstruosas de vivir, entonces no sé qué seamos.”

La idea es muy elemental, añadió: que permanezca como testimonio de cómo se fue poblando la zona oriente de la megaurbe mexicana con habitantes provenientes prácticamente de todo el país y la manera en que se ha ido expandiendo de forma acelerada y despiadada.

Cada una de las crónicas, apuntó, es protagonizada por diversos personajes que viven en municipios como Texcoco, Chimalhuacán, Los Reyes y Ciudad Nezahualcóyotl, los que a diario se desplazan a la capital de la República para trabajar.

‘‘Son historias sobre todo para desinvisibilizar esta enorme población que somos y sin embargo casi no existimos para los otros. Mucho tiempo estuvimos confinados en la nota roja: Alarma!, La Prensa, El Gráfico”, mencionó Pérez Cruz.El autor reconoció la fuerte dosis de ironía, escarnio y cabuleo en sus textos y eso tiene que ver con que es más amable que ponerse a chillar. Acotó que están lejos de ser autobiográficos, pues habla en nombre de ‘‘un chingo’’ de personas.

‘‘La misión es no traicionar los orígenes. Hacer visible lo cotidiano no implica otra cosa que subirse al camión y encenderlo o ir a las tortillas o a platicar con el amigo carnicero.”