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Entrevista al Contralmirante Rivero Sojo

Visitar el buque Simón Bolívar es conocer un pedacito de Venezuela
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 14 de julio de 2019, p. 29

Xalapa, Ver., El buque escuela Simón Bolívar, procedente de Venezuela, se encuentra atracado en el muelle Bicentenario del Puerto de Veracruz. Desde lejos sobresale en el paisaje marítimo por los banderines de los países que ha visitado, también por las velas que se alzan desde la cubierta y que contrastan con las embarcaciones de alrededor.

Conforme uno se acerca, se aprecian más detalles: por ejemplo, la escultura de una mujer que envuelta en una bandera tricolor –en amarillo, azul y rojo– sostiene en una mano la espada del español y en la otra la lanza del indio.

En la cámara alta del buque, el contralmirante Alexander Rivero Sojo, el que mejor conoce este navío –lleva más de 13 años viajando a bordo–, lo describe como una embajada de Venezuela en el mundo.

Quien conoce el barco, está conociendo un pedacito de Venezuela, dice. Y sus palabras toman sentido cuando las personas recorren el navío, pues guarda objetos simbólicos de la identidad venezolana.

De un lado, hay una réplica de la espada de Simón Bolívar, en otro costado una de la espada de Rafael Urdaneta.

También hay un cuadro de la Virgen del Valle, patrona de los navegantes en Venezuela; una bendición de Juan Pablo II al pueblo, y una firma del Libertador de América –la misma rúbrica que dio la libertad a cinco países del continente–, y cientos de reconocimientos a este buque, el cual ha visitado 50 países y navegado más de 378 mil millas.

El buque escuela Simón Bolívar fue construido en los astilleros de Bilbao, España, y entregado en 1980 a las fuerzas armadas de Venezuela; su principal misión es formar e instruir a los cadetes de la Academia Militar Bolivariana.

El navío comparte cuna de nacimiento con La Gloria, de Colombia, y El Guayas, de Ecuador, así como el mexicano Cuauhtémoc, construidos en los mismos astilleros.

Tiene la capacidad de transportar a 212 personas y navegar hasta 45 días continuos sin tocar tierra. Mide 82 metros de largo por 10.4 de ancho y un calado que puede navegar hasta los 4.4 metros de profundidad.

Desde la cámara alta del Simón Bolívar, reservada para recibir a embajadores y diplomáticos, Rivera Sojo informa que el nombre de la embarcación tiene la intensión de inspirar a los cadetes que a través de los viajes de instrucción se forman como oficiales.

La preparación de los cadetes está basada en los ideales de Bolívar, llevar la mayor suma de felicidad posible a los pueblos, al pueblo venezolano. Bolívar pensaba en una América unida y nosotros estamos aquí para estrechar lazos con los go-biernos regionales, locales y con el gobierno nacional.

El trabajo de la mar también es de mujeres

A bordo van 84 cadetes, quienes con la tripulación suman 194 personas; de ellos, 39 son mujeres, porque uno de los mandatos de Bolívar es la inclusión de la mujer, y la inclusión de ellas en Venezuela es muy importante, aquí 20 por ciento son mujeres, y cumplen el mismo papel que los hombres, el trabajo de la mar también es trabajo de mujeres, reitera Rivera Sojo.

Entre las mujeres que se han formado en el Simón Bolívar se encuentra la almirante en jefe Carmen Meléndez, quien fue ministra de la Defensa, se formó en las aulas de este buque siguiendo los mismos lineamientos que Hugo Chávez; ella ocupó la cartera de Defensa, y lo hizo muy bien, la mujer está a la par del hombre.

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▲ El buque Simón Bolívar muestra objetos simbólicos de la identidad de Venezuela.Foto Sergio Hernández

Grandes hazañas

A este buque de vela no hay que juzgarlo por sus dimensiones, sino por sus hazañas. Por ejemplo, aquella proeza de 2011, cuando cruzó el mar Báltico y Del Norte, hasta llegar a Finlandia y atracar en San Petersbusgo, justo cuando comenzaba el deshielo.

El buque fue atrapado por una coraza de hielo y permaneció dos días ahí, hasta que unos rompehielos pudieran guiarlo a buen puerto; recorrió una distancia de 220 kilómetros en el hielo, cómo si hubiéramos seguido los pasos de Bolívar, recuerda Rivero Sojo.

Con 13 años navegando el Simón Bolívar, el contralmirante destaca que todos los grados de la armada en Venezuela yo los he podido obtener a bordo de este barco, y el año pasado mi comando superior me designó comandante de este buque, durante la regata de mayo 2018, que estuve en Veracruz.

Otro desafío, dice, fue haber cruzado Cabo de Hornos, la parte más al sur de América, en Chile, donde navegar es una proeza, a pesar de que ahora los buques tienen instrumentos; ahí los vientos cambian de 30 kilómetros a 120 kilómetros repentinamente, y 120 a 150; siempre es un peligro navegar por ahí, y este barco ya lo ha hecho.

El almirante Rivero Sojo afirma que en la navegación la organización es uno de los aspectos más importantes, más cuando se trata de un buque de velas, como éste.

Lo más importante es la organización y planificación: de las 194 personas a bordo, mientras un tercio está estudiando, otro hace guardia y el otro tercio duerme.

Afirma que cuando uno zarpa todo está completo, pero conforme avanza en la navegación, en cada puerto hay que reabastecer alimento, equipo médico, sanitario; es muy complejo. En un barco todo tiene que estar engranado para dar resultados.

Navegar por 13 años en este buque tiene sus gratificaciones, aquí creció mi familia, desde mi hijo mayor al menor; aquí me casé, aquí crecí de manera personal, académica y profesional, desde oficial de navío hasta contralmirante, y para mí es muy gratificante que mi Armada haya confiado en mí, y darme la oportunidad de formar a nuevas generaciones en este barco.

Así como él se ha formado en el Simón Bolívar, otros oficiales de Panamá, China y República Dominicana han pasado por este navío para recibir instrucción en el arte y ciencia de la navegación, es decir, este buque también ha tenido su contribución en la formación de oficiales de países de la región y del mundo.

El buque escuela Simón Bolívar llegó a Veracruz el martes, como parte del trigésimo primer crucero de instrucción, en el que visitarán Cuba, Nicaragua, México y Granadinas, mostrando la bandera y la figura de la poza que habla de libertad, solidaridad y hermandad; ese es el mensaje que nosotros llevamos a los países.

Con este recorrido, Venezuela libre está navegando por los mares del mundo, cumpliendo con la organización marítima internacional, concluye el contralmirante.

En la cubierta del barco el calor no cesa, pero los visitantes no se dejan intimidar y recorren el navío, con música venezolana de fondo. Hay padres que buscan sorprender a sus hijos, mujeres jóvenes que piden fotos a los oficiales uniformados, adultos mayores que miran el puerto desde la cubierta.

Este domingo el barco zarpará de Veracruz a Cozumel, donde permanecerá una semana, tiempo en el cual abrirá sus puertas al público.