Fraternidad, sencillez y hacer comunidad son el leitmotiv de una labor de 20 años, sostiene Rosario Cornejo, integrante de Los Vega
Sábado 13 de julio de 2019, p. 2
El son jarocho expresa fraternidad, sencillez en la intención de acercarse al otro para invitarlo a hacer comunidad. Ese es el espíritu de la música que desde hace dos décadas guía el trabajo artístico de Los Vega, dice una de las integrantes del conjunto, Rosario Cornejo Duckles, en entrevista con La Jornada, a propósito del concierto que ofrecerán el 21 de julio en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
Son de tres se titula el recital donde Los Vega compartirán escenario con los grupos Caña dulce, Caña brava y Yolotecuani Sones de Guerrero, ‘‘en una noche para disfrutar algunas sorpresas con ver-sos nuevos”, promete Raquel Pa-lacios Vega.
Añade que la trayectoria profesional de la agrupación ‘‘ha sido un camino largo y a veces difícil, pero la música abre puertas y eso nos ha servido para alimentarnos y hacer lo que nos gusta. Somos parte de una gran familia originaria de Boca de San Miguel (municipio de Tlacotalpan, Veracruz) y no nos vemos en el futuro haciendo otra cosa que no sea esta música con la que crecimos. Vamos a seguir echándole ganas y creyendo en esto”.
Rosario es antropóloga y en Jáltipan, durante un fandango, conoció a quien hoy es su esposo: Fredi Naranjos Vega, quien con su hermano Claudio, y sus primos Raquel y Enrique Palacios Vega, así como con Saúl Bernal Zamudio conforman la base del grupo familiar dedicado al son jarocho, que también se ha nutrido con integrantes invitados.
‘‘Trabajar en la música es muy noble, aunque también difícil”, insiste Cornejo Duckles, pues ‘‘no tenemos prestaciones, ni salario fijo, debemos estar siempre tocando puertas y buscando espacios, pero tenemos una convicción: seguir haciendo son, por eso seguimos adelante”.
La trayectoria de Los Vega incluye exitosas giras al extranjero, donde han encantado al público de Canadá, China y Estados Unidos; en una memorable velada acompañando a Philip Glass en el Carnegie Hall de Nueva York.
‘‘La música es así, a veces estamos trabajando sin parar por todo el mundo y hay momentos en los que estamos más cercanos a Boca de San Miguel, a la familia, pero siempre trabajando. Este año no tenemos ninguna invitación internacional pero seguimos buscándole”, añade Rosario.
Grabaciones hechas de manera independiente
Rosario Cornejo, también fandanguera, considera que la transición del nuevo gobierno no ha sido fácil sobre todo en el ámbito cultural ‘‘porque hay cosas que no están claras. Hemos sido beneficiarios del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en convocatorias anteriores, pero este año no estamos buscando ese tipo de apoyos, estamos es-perando entender cómo van a ser ahora los procesos y qué espacios son los que tenemos que buscar para recibir apoyos.
‘‘Por eso estamos observando, y seguimos trabajando por nuestra cuenta, como siempre, todas nuestras grabaciones han sido de manera independiente. Vamos a estar en el Faro de Oriente, en Puebla, estamos en movimiento, en lo que tenemos claro cómo van a funcionar ahora las cosas en cultura para llegar a otros espacios.”
Raquel añade que no sólo se dedican a dar conciertos, también tienen muchos años impartiendo talleres de son jarocho en comunidades, ‘‘regresando siempre a Boca de San Miguel y su entorno, trabajando con muchos jaraneros, lo mismo damos un taller para niños en un barrio de la Ciudad de México que nos presentamos en un fandango en Veracruz o en un teatro en otros países y en todos lados nos reciben con los brazos abiertos, lo que es muy satisfactorio porque buscamos que las personas se sientan a gusto con nuestra música y se involucren con nuestro quehacer: el son lo logra”.
El son jarocho ‘‘es toda una cultura”, detalla Rosario, ‘‘el son es fraternidad, una música que no puede ser de solistas porque se genera en comunidad, su naturaleza es festiva y para que ello suceda deben juntarse varios músicos.
‘‘En un fandango no sólo participan los que tocan o quien mejor baila, sino las cocineras, quien pone la casa, quienes cooperan para que todos comamos, o quienes hacen los instrumentos. Es toda una comunidad, lo mismo ocurre en el escenario, por eso el son convoca a la fraternidad y es lo que el público disfruta”.
El concierto Son de tres comenzará a las 18 horas el domingo 21 de julio en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (calle Donceles 36, Centro Histórico).