Trump, una vez más // Obsesivo-compulsivo // Una vergüenza para el mundo
ice el esquizofrénico de la Casa Blanca que México está obligado
a, cuando menos, lo siguiente: pagar el muro fronterizo; detener la migración de terceros países desde su frontera sur; contener a los mexicanos para que no ingresen a territorio estadunidense; eliminar el tráfico de drogas, y lo que se acumule esta semana. Sólo falta que le exija resolver el entuerto gringo en Afganistán y que le lave la ropa.
Ahora hace hincapié en el asunto migratorio y dice que si México no procede como a él se le pega la gana, entonces impondrá aranceles a todas las importaciones procedentes de nuestro país hasta que frene el flujo migratorio hacia la frontera estadunidense
. ¿Por qué México tiene que hacerle la chamba?
Trump es de mente minúscula y ego descomunal. Creyendo que no habría reacciones en su contra, pues trae a la economía mundial en el filo de la navaja, simplemente sacó la calculadora y se le hizo sencillo ordenar: arancel de 5 por ciento a toda importación proveniente de México, hasta que se ponga un alto a los migrantes ilegales que pasan por ese país hacia el nuestro
. Si la crisis persiste
, a partir del primero de julio la tasa treparía a 10 por ciento, y aumentaría 5 por ciento mensual hasta octubre (previo a las elecciones), hasta alcanzar 25 por ciento. Y asunto resuelto, según el esquizoide.
El estadunidense ni lejanamente actúa como jefe de Estado (no sabe qué es eso), sino como un mero capataz que da órdenes a la comunidad de naciones. Desde su campaña electoral ha sido permanentemente agresivo, chantajista y ofensivo con México y los mexicanos, a quienes achaca todas las calamidades habidas y por haber. Y su enfermedad es progresiva.
Además, el anuncio arancelario se da en el marco de la ratificación del T-MEC en los Congresos de México, Canadá y Estados Unidos, de tal forma que es un intento nada sutil de retrasar y/o cancelar el proceso, amén de que no ha considerado que, de entrada, los aranceles que pretende aplicar a las importaciones mexicanas serían pagados por los propios consumidores estadunidenses. Cierto es que tendría un efecto negativo para el comercio exterior de nuestro país, pero el puñal se lo clava a sus propios ciudadanos.
Hasta donde se sabe, Trump no amenaza con imponer aranceles al comercio con Honduras, Guatemala, El Salvador, Haití o cualquier otra nación latinoamericana, africana, asiática o europea con ciudadanos dispuestos a migrar a Estados Unidos. Todo es contra México. Trump, que abre frentes a diestra y siniestra, es una vergüenza para el mundo.
La inmigración indocumentada que, por Canadá, intenta ingresar a Estados Unidos registra un crecimiento sostenido, pero nada de aranceles contra esa nación, porque el esquizofrénico sólo ve a México. Existen millones de ciudadanos de todo el mundo planeando ingresar a territorio estadunidense, de tal suerte que al analfabeto Trump tendrían que enseñarle geografía, porque él cree que el planeta empieza y termina en México, con Estados Unidos en el cielo.
Tiene razón el presidente López Obrador cuando dice que los problemas sociales no se resuelven con impuestos o medidas coercitivas. ¿Cómo convertir de la noche a la mañana al país de la fraternidad para con los migrantes del mundo en un gueto, en un espacio cerrado, donde se estigmatiza, se maltrata, se persigue, se expulsa y se le cancela el derecho a la justicia a quienes buscan con esfuerzo y trabajo vivir libres de miseria? Creo en la política que, entre otras cosas, se inventó para evitar la confrontación y la guerra; los hombres de Estado y aún más los de nación, estamos obligados a buscar soluciones pacíficas a las controversias y a llevar a la práctica, por siempre, el bello ideal de la no violencia
.
Buen texto el de López Obrador, pero el destinatario es un obsesivo-compulsivo que no le interesa ser hombre de Estado
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Las rebanadas del pastel
Emilio Lozoya está muy agradecido con Trump, porque gracias a la más reciente salvajada del gringo la mirada mediática dejó a salvo –por ahora– al ex director de Pemex. Suertudo.