Después de más de cinco lustros es una iniciativa vigente, considera la fotógrafa // Recorrer el país ‘‘me permitió dimensionar su grandeza’’, manifiesta a La Jornada
El guardián del espejo ‘‘no fue un evento religioso, sino cultural’’, insiste el presidente de la asociación convocante
Ahí estoy yo
mirándome de frente en el poema
que escribí hace siglos
desde antes de nacer,
parado en el centro de la desgarradura
desde donde inventé mi voz para llamarme del otro lado del fuego
sin que nadie me encuentre, sin que nadie me mire.
Ahí estoy, en la altura de mi mano,
cayendo en el poema desde mi ser más profundo, más antiguo
como la noche en la que se inventó la sed y el frío de los muertos
como la mañana que se quebró en mi rostro frente al espejo,
buscando una razón que justifique
la temperatura de mi muerte y el líquido de mis ojos.
Ahí estoy al principio de mi voz
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entre mil imágenes labradas por el silencio
buscando una palabra desde la cual partir hacia el lugar del canto
sin verdugos o testigos para la noche de este verso
heredero invisible de un fuego increíble, milenario
soy mi único sueño
y también mi único llanto.