Cerca de 31 millones de mexicanos sufren hipertensión arterial, de los cuales aproximadamente 40 por ciento ignora que padece esta enfermedad, y de los que conocen el diagnóstico, sólo la mitad lo controla, de acuerdo con Juan Pablo García Acosta, académico de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México.

A dicha enfermedad se le llama asesina silenciosa porque generalmente se presenta sin síntomas, pero cuando avanza y ocasiona otros padecimientos, puede causar dolor de cabeza, visión borrosa, náuseas, vómito, confusión, alteraciones en la visión y hemorragias nasales.

A propósito del Día Mundial de la Hipertensión Arterial, que se conmemora hoy, indicó que en el cerebro, el corazón y el riñón se concentran las principales complicaciones de esta dolencia, que en nuestro país avanza debido al cambio del perfil demográfico de la población y el aumento de la esperanza de vida, pues en la actualidad hay más adultos mayores y predominan los padecimientos crónico-degenerativos que desplazan a los infecto-contagiosos.

García Acosta refirió que la hipertensión arterial es la primera causa de enfermedad y muerte en México dentro de los padecimientos cardiovasculares, y añadió que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016, 25.5 por ciento de adultos en México sufre esa enfermedad.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó que, en promedio, cada día detecta 480 personas con hipertensión arterial en sus unidades médicas y hospitales. Agregó que en 2018 otorgó 18.1 millones de consultas a 4.8 millones de derechohabientes, con un gasto estimado de 25 mil millones de pesos para atenderlos.

De igual forma, el IMSS indicó que hay riesgo de sufrir hipertensión o ya se tiene, cuando al tomar la presión de una persona los valores son igual o mayores de 140 de sistólica y 90 de diastólica (140/90 mmhg).

Miralda Aguilar, especialista en medicina familiar, señaló que algunos pacientes sí pueden desarrollar síntomas como dolor de cabeza, dificultad respiratoria, mareo, palpitaciones del corazón y raramente hemorragias nasales, síntomas que deben ser atendidos de inmediato por un médico para ser valorados e iniciar el tratamiento.