Opinión
Ver día anteriorJueves 28 de marzo de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

Los maestros, la reforma y el caos

U

na vez más los maestros de Oaxaca, casi todos, retan la paciencia de las autoridades con todo lo que eso significa, en un embate que no parece tener beneficiario.

Sin pensarlo mucho, cualquiera podría decir que después de tantos años de lucha, luego de la experiencia acumulada en diálogos con regímenes a todas luces contrarios a un proyecto que proteja los derechos a la educación de todos los actores de este importantísimo rubro de la vida en el país, los maestros deberían saber que el enemigo hoy ya no está en el gobierno.

Se combate como nunca. Las acciones de ese grupo del magisterio no sólo parecen tratar de provocar una reacción violenta del gobierno, sino que, día con día, van perdiendo el apoyo de la gente, y eso parece que no les importa, tal vez porque los intereses que persiguen, los verdaderos, ya no pertenecen exactamente a las aulas, sino a algunas otras banderas ocultas que inciden en el conflicto.

Como están las cosas, la reforma a la ley de educación, bien identificada como reforma laboral, se quedará tal y como está porque no habrá posibilidades de modificarla desde el lugar donde se cambian las leyes: el Congreso, y si eso sucede la pregunta no resulta ociosa: ¿a quién beneficia?

Los profesores saben que eso puede pasar, que en el PRI están listos a dejar que el conflicto crezca y con ello se preserven los cambios que impulsó el gobierno pasado; el PAN aplaudiría cualquier inacción que vaya en contra de los maestros y existen algunos otros intereses que, como los del PRI y el PAN, tienen muy claro que es necesario dañar al gobierno de López Obrador, cueste lo que cueste.

Dadas estas circunstancias, la tarea en la Cámara de Diputados se complicará mucho más de lo imaginable. Por lo pronto, la mejor manera de aplazar los cambios es prolongar los diálogos hasta que se venzan las diferencias, las reales, las que competen al magisterio, y las otras, las que tratan de hacer daño, esas deben ser ignoradas

¿Por qué el grupo inconforme no ha dado alguna posibilidad al nuevo gobierno? ¿La idea es mantener el caos, como se hizo con los gobiernos de derecha? El reto es mayor y peligroso y el gobierno tendrá que ser más que inteligente para sortear esta prueba que cuestiona de lado a lado la orientación política del gobierno de la Cuarta Transformación.

Y para que eso suceda la gente de Morena tendrá que identificar perfectamente, y más rápido que ya, a los actores y los intereses que gravitan por encima del verdadero conflicto magisterial, para cuando menos denunciarlos. Urge.

De pasadita

Como en los mejores años del priísmo omnímodo, ahora en el Congreso local se pretende hacer más cambios a la muy joven Constitución Política de la Ciudad de México.

Es muy probable que los diputados locales tengan razón al tratar de evitar que la ley fundamental de la capital del país se cumpla apegada a su palabra, pero también es cierto que, desde cualquier punto de vista, tanto el gobierno al que le disgusta la Constitución, más que nada por que se logró durante la administración de Miguel Ángel Mancera, como de los propios legisladores actuales, la consulta a quienes lograron la ley debería ser obligación.

Eso cuando menos para evitar que las acciones que se están tomando se miren como la inspiración de la venganza como sustento político. A Claudia Sheinbaum no le gusta la Constitución, está bien, pero que se respete en sus formas o que logre los cambios deseados luego del diálogo. ¿Sería mucho pedir, se podría?