Jueves 3 de enero de 2019, p. 28
El ámbito laboral y educativo es donde mayoritariamente las personas que profesan una religión distinta a la católica o que se reconocen como ateas enfrentan mayor discriminación, según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
Los principales derechos vulnerados son al trato digno, a la libertad de conciencia y religión, así como al trabajo.
Entre 2012 y junio de 2018, el Conapred recibió 63 quejas por presuntos actos de discriminación religiosa, de los cuales un tercio tuvo lugar en el sector público y el resto en el privado.
De acuerdo con el organismo, la tendencia generalizada a obviar la diversidad religiosa en el país ha conducido a que quienes profesan religiones no católicas o son ateos enfrenten barreras de exclusión en varios ámbitos
Señala que quienes forman parte de esta diversidad, lo que incluye a las personas judías, musulmanas, budistas, hinduistas, entre otras, tienden a mostrar tasas ligeramente menores a la nacional en cuestiones como asistencia escolar o la tenencia de un contrato laboral y prestaciones médicas.
En el caso del analfabetismo, mientras que el porcentaje nacional es de 3.1 por ciento, en la población de la diversidad religiosa alcanza 3.6 por ciento.
En tanto, el porcentaje de la población ocupada con contrato laboral y prestaciones médicas de ley a escala nacional es de 39.7 y 42.8, respectivamente; en el grupo de la diversidad religiosa cae a 36 y 37.8 por ciento.
De acuerdo con el Conapred, casi la mitad de la población (45 por ciento) cree que mientras más religiones se permitan en el país habrá más conflictos sociales, y una cuarta parte (23 por ciento) no estaría dispuesta a rentar una habitación a alguien con una religión distinta.
La Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2017 arrojó que un tercio de la población no católica (33 por ciento) consideró haber sido objeto de un acto discriminatorio en los pasados 12 meses, especialmente en la calle, el transporte público, el trabajo o la escuela.
Según el Conapred, de manera generalizada las comunidades religiosas del país han manifestado ciertas inquietudes en torno a la discriminación. Destacan, por ejemplo, la constante reproducción de estigmas en torno al judaísmo (especialmente en redes sociales), así como las restricciones en el uso de indumentaria como velo o turbante para realizar trámites oficiales o bancarios.
El último censo general de población del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de 2010, arrojó que ocho de cada 10 personas en el país (82.72 por ciento) son católicas.
Además, una de cada 10 personas en México (9.73 por ciento) pertenece a alguna Iglesia cristiana. La diversidad religiosa fuera del ámbito cristiano es acotada, 0.16 por ciento. Y una de cada 20 personas (4.67 por ciento) declaró no tener una religión.