Miércoles 24 de octubre de 2018, p. 14
Ayer martes más de 170 adultos mayores, procedentes de diferentes estados del país, partieron del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) rumbo a Chicago, para reunirse con sus hijos migrantes, luego de más de una décadas de separación. La mayoría nunca ha viajado en avión o ha visitado otro país.
Soledad Jiménez Norberto tiene 72 años y es de Tehuantepec, Oaxaca. Dice que lleva más de 13 años que no ve a sus hijos. Con lágrimas de emoción y sonriente, su rostro expresa sentimientos encontrados.
Doy gracias a Dios porque voy a visitar a mis hijos después de tanto tiempo. Cuando se fueron a Estados Unidos mi Ana tenía 22 años y mi hijo Roberto se fue de 27. La necesidad y falta de recursos los obligó a buscar mejores condiciones; aquí no hay dinero, tenían que buscar el pan de cada día para mis nietos, para su familia y todos nosotros. Yo siempre le pido a Dios que cuide a mis hijos
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Micaela Lagunas, de 74 años, es de Guerrero. Tiene nueve hijos pero tres viven en Chicago hace 15 años. A partir de entonces no tiene contacto físico con ellos. Por no tener un permiso legal de residencia, sus familiares no han podido volver a México a ver a su madre. Señala que la desintegración familiar es una de las consecuencias más dolorosas de la migración.
“Me da enorme gusto que voy a mirarlos, tocarlos. Allá están dos mujeres y un hombre. Ellos se fueron cuando tenían entre 15 y 20 años. La pobreza hizo que se fueran. Antes era más fácil para cruzar. Ahora las cosas están más duras, bien difícil para que arreglen sus papeles. Tengo tanta emoción que no me vaya a pasar lo que a una señora que fue a ver a sus hijos y cuando regresó falleció de gusto y tristeza
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Adán Guerrero Treviño, representante legal en México de la Asociación de Migrantes en Chicago Tierra y Libertad, señaló en entrevista con La Jornada, que la falta de oportunidades académicas y socioeconómicas obligan cada año a millones de personas a buscar mejores condiciones de desarrollo en otros países, entre ellos Estados Unidos. “El migrante no lo hace por gusto, tiene necesidad, tanta que sacrifican a sus familias, raíces, su trabajo y hasta su identidad.
Esto forma parte del Programa Uniendo Familias, a fin de realizar diferentes acciones en beneficio y bienestar de la comunidad migrante. Los apoyamos con visas, pasaportes, boletos de avión y viáticos para rencontrarse con sus seres queridos en la ciudad de Waukegan, condado de Lake, al norte de Chicago, Illinois, quienes en su mayoría no han tenido contacto con sus padres que viven en México. Cuando se vuelven a ver la reacción y emoción es indescriptible
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