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Tragedia y cotidianidad en el 68, espejo para ‘‘cambiar el mundo’’

Carmen Galán escribió Amnesia 68, obra coeditada por los sellos Samsara y El Año del Mar

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▲ ‘‘Sentí el compromiso de escribir algo sobre el 2 de octubre, porque de alguna manera soy hija del 68, crecí con esa tragedia y viví la década de los 70, cuando se dio la guerra sucia ’’, explica a La Jornada.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 16 de octubre de 2018, p. 5

Asumirse como ‘‘hija del movimiento estudiantil de 1968” llevó a la escritora y guionista Carmen Galán Benítez (Ciudad de México, 1967) a escudriñar en ese contrastante pasaje de la historia de México y plantear su visión.

Así nació Amnesia 68, su tercera novela, coeditada por Samsara y El Año del Mar, en la cual recrea las vivencias de varios personajes cuyas existencias quedaron marcadas directa o indirectamente por el trágico episodio del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

“Sentí el compromiso de escribir algo sobre ese hecho histórico, porque de alguna manera soy hija del 68, crecí con la presencia de la tragedia del 2 de octubre y, sobre todo, viví la década de los 70, cuando se dio la guerra sucia en nuestro país”, explica la autora.

‘‘Me pareció, pues, un deber plantear algo al respecto. Sí, creo que ya están más que sabidos muchos hechos, como que intervino la CIA, que el 2 de octubre se reunieron los jefes de seguridad y que la Dirección Federal de Seguridad se convirtió después en un problema para la seguridad nacional, por sus vínculos con el narcotráfico.

‘‘Pero independientemente de lo que ya más o menos se sabe, me parecía importante hablar no tanto de lo que pasó, sino de lo que no pasó; es decir, de las historias cotidianas que modificaron la vida de muchas familias. Era algo que debía contar.”

Repercusiones de la gesta estudiantil

Actriz de formación, Carmen Galán aclara en entrevista con La Jornada que este no es un relato sobre la desmemoria, sino más bien un texto sobre los contrastes vividos por los protagonistas de aquel movimiento estudiantil, en el sentido de que la sociedad no se involucró mucho.

‘‘Es decir, todos los padres sabían que algo estaba ocurriendo, pero había un contraste muy fuerte entre lo que pasaba, no sólo a nivel tragedia, sino cómo estaban cambiando las relaciones; había un contraste muy fuerte entre eso y la sociedad que ha tardado mucho en cambiar”, considera.

‘‘En tanto, para los que fuimos hijos de todo esto estaba muy presente en nuestra vida cotidiana que había que cambiar al mundo, pero ese mundo se resiste mucho a cambiar; realmente, a lo que nos hemos enfrentado es a la represión.”

Hasta la fecha, opina, vivimos en un país en el que la sociedad se encuentra sometida por el poder y como ejemplo alude a la batalla contra el crimen y el narcotráfico.

‘‘De algún modo es una lucha contrainsurgente, porque es someter a la sociedad de una manera que sólo busque y se conforme con su sobrevivencia. Nos hemos enfrentado a una contrainsurgencia muy fuerte que nos ha llevado a un estado de shock como sociedad”, sostiene.

Carmen Galán describe que el título del libro tiene que ver con ese contraste entre lo que implicaron los años 60 del siglo pasado en términos de sueños y de pretensión de cambio del mundo y la compleja realidad que hoy vivimos en México.

Ello no significa, aclara la autora, que tenga una visión pesimista sobre el legado del movimiento estudiantil del 68, pues advierte muchas de sus repercusiones, como que ahora los jóvenes son más libres y ejercen ese derecho, lo mismo que las mujeres.